Aduciendo problemas de saturación, el gobierno publicó más temprano una resolución que reduce a 43 desde 52 vuelos por hora las operaciones en el aeropuerto de la capital, la segunda medida de este tipo tras un recorte similar dictaminado el año pasado.
La nueva merma, que Reuters comunicó ayer tras acceder a un documento interno gubernamental, será temporal y comenzará en noviembre, según la administración de Andrés Manuel López Obrador, pero de inmediato fue cuestionada por una de las mayores aerolíneas del país, Grupo Aeroméxico.
«En primera instancia la medida afectará a todos los pasajeros que utilizan ese aeropuerto, a los trabajadores de la industria y a la atracción de nuevas inversiones que dependen de contar con certeza jurídica y una conectividad aérea adecuada», dijo la compañía en un comunicado.
Grupo Aeroméxico explicó que se encuentra a la espera de conocer cómo se realizará el nuevo ajuste y continúa analizando los alcances y efectos de la medida, que fue defendida más temprano por el mandatario.
«Está saturado el aeropuerto de la ciudad, son muchísimas operaciones, hay riesgo y queremos prevenir», argumentó en su rueda de prensa diaria López Obrador, quien aseguró que las instalaciones aeroportuarias estaban saturadas «en un 150 por ciento», manifestó.También hoy, la Cámara Nacional de Aerotransportes mexicana (Canaero), dijo que el recorte de vuelos implicará «la cancelación masiva» de vuelos, incluso de pasajeros que ya han comprado su boleto, cifrando en más de un millar las operaciones semanales que tendrán que ser suspendidas.
Según la Canaero, el AICM tiene capacidad para atender 61 operaciones de salidas y llegadas por hora. La solución -explicó- es que se realicen obras para renovar las instalaciones, situadas al poniente de la capital y que tienen más de un siglo de vida operando como aeropuerto internacional.
El año pasado, el gobierno tomó medidas para diversificar el espacio aéreo alrededor de la capital, abriendo el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en lo que era una base militar al norte de la urbe.
Con la apertura de la nueva instalación, que todavía mueve sólo una pequeña fracción del tráfico observado en el principal aeropuerto, el gobierno ha intervenido cada vez más en el AICM, dictaminando a principios de este año, mediante decreto, que las aerolíneas de carga debían dejar de operar desde ese punto.
Cuando en 2022 se recortaron algunos vuelos comerciales del AICM, éstos se trasladaron al AIFA, la alternativa de López Obrador para un proyecto más ambicioso de nuevo aeropuerto en Texcoco, al este de la capital, que quedó cancelado tras su llegada al poder y que el mandatario calificó de demasiado caro y manchado de corrupción.
«Como tenemos el aeropuerto Felipe Ángeles que afortunadamente tiene capacidad, pues de esa manera vamos a resolver», afirmó hoy el Presidente para justificar la acción gubernamental.El gobernante detalló que antes de tomar la decisión, «se habló» con las aerolíneas mexicanas que operan en el AICM. Aeroméxico, Volaris, y Viva Aerobus, otros dos actores locales importantes del sector, no respondieron a una solicitud de comentarios de Reuters sobre los cambios.
Por su parte la IATA dijo en un comunicado que «rechaza y cuestiona la decisión unilateral» de la administración de López Obrador y llamó a las autoridades a «buscar conjuntamente medidas alternativas».
«Esta decisión del gobierno no tiene en cuenta los intereses de los consumidores ni respeta el procedimiento consultivo necesario con los operadores y usuarios, especialmente en el principal aeropuerto del país», manifestó la IATA, que ya había cuestionado la medida el miércoles, anticipándose al anuncio.