Alemania parece que está conociendo el dicho «nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde», pues de cara a las elecciones generales del 26 septiembre, los sondeos marcan una revalorización de Angela Merkel, quien dice adiós a la política.
¿Qué tienen los aspirantes al gobierno que no causan entusiasmo entre la población? ¿Podrán llenar sus zapatos? Un 75 por ciento de los encuestados valora como «positivo» el balance de los 16 años en el poder de Merkel, según la encuesta semanal de la televisión pública, ARD.
El alto aprecio por la canciller contrasta con la escasa valoración de los aspirantes a sucederla. Angela Merkel cuando llegó a la Cancillería alemana en 2005 y actualmente. (AFP) Su bloque conservador lidera los sondeos -se le estima un 27 por ciento de los votos-, pero a su candidato, el centrista Armin Laschet, apenas un 20 por ciento de los encuestados le ve capacitado para el puesto. Peor parada sale la candidata de los Verdes, Annalena Baerbock.
El partido ecologista ocupa la segunda posición en los sondeos, con un 19 por ciento, pero sólo un 16 por ciento considera a su líder apta para la Cancillería. El mejor valorado, con un 35 por ciento, es el socialdemócrata Olaf Scholz, ministro de Finanzas y vicecanciller, pero tiene difícil la elección porque su partido va en tercera posición, con un 18 por ciento.
Alemania parece haber entrado en una «nostalgia premonitoria» ante el adiós a la canciller. «Merkel tiene desde hace unos años un nivel de estima como nunca tuvo ningún otro político con tanto tiempo en el poder», apunta a Efe el politólogo Hajo Funke, de la Universidad Libre de Berlín.
Se ha extendido la sensación de que, tras Merkel, «todo será más difícil», argumentaba en una reunión con medios extranjeros, Robin Alexander, jefe de Política en el diario conservador Die Welt.
Alexander es autor de dos libros sobre la canciller, Die Getriebenen y Machtverfall – La impulsada y El declive en el poder, el primero centrado en la crisis de los refugiados y el segundo en su última etapa.
Para Alexander, la fortaleza de Merkel reside en la meticulosidad analítica con que se prepara sea la crisis del euro, la de los refugiados, cómo afrontar a un Donald Trump en la Casa Blanca o cómo documentarse ante un factor desconocido, como el covid-19.
«Notaremos la ausencia de Merkel en un doble sentido: echaremos de menos lo que ha significado y notaremos los efectos de sus errores políticos, sea en política climática o con los vaivenes en política europea», sostiene Funke. «Merkel ha logrado personificar la estabilidad», opina la periodista del diario español El País Ana Carbajosa, autora de Angela Merkel.
Crónica de una era, que saldrá en septiembre. Representa «la infatigable búsqueda de consensos, dentro y fuera de Alemania» y se la valora como política «seria y creíble», por encima de sus errores o aciertos. «Debe su altísima valoración a cómo ha superado tantas crisis, internacionales o nacionales», considera otro politólogo berlinés, Thorsten Faas.
Y también a que mira «desde fuera» la contienda electoral. Angela Merkel en el Parlamento frente a la Unión Demócrata Cristiana de Alemania en 2021 y 20005. (AFP) Merkel se retirará invicta, ya que no cayó en la tentación a intentar otra reelección -como sí hizo, recuerda Funke-, Helmut Kohl, quien tras 16 años en el poder buscó otro mandato, pero perdió ante el socialdemócrata Gerhard Schröder.
La payasada de Laschet y los disparos al pie de Verdes Merkel es la solidez, frente a la incertidumbre que despiertan sus potenciales sucesores. Laschet fue designado candidato a la Cancillería tras un duro pulso con el líder bávaro, el derechista Markus Söder.
Ya entonces pesaba sobre él el lastre de su mala gestión de la pandemia en el «Land» del que es primer ministro, Renania del Norte-Westfalia. Mejoró algo su posición en junio.
Pero en julio se desmoronó de nuevo, en medio de las devastadoras inundaciones en su «Land» y el vecino de Renania Palatinado, con un balance de más de 180 muertos. Se recordaron ahí las críticas a su falta de ambición en política medioambiental, con la emergencia climática convertida en principal preocupación del elector.
El descrédito entró en lo personal, al viralizarse unas imágenes que le mostraban riéndose al fondo, mientras el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, expresaba su consternación a los damnificados. Algo inimaginable en Merkel.
La verde Baerbock llegó a liderar los sondeos, pero una serie de deslices, errores y sospechas de plagio la hicieron perder terreno. A ello se sumó ahora la exclusión de la lista electoral de los ecologistas en un «Land», el Sarre, derivada de un conflicto interno que ha devuelto a los verdes a la imagen pasada como formación caótica e inmadura.
El socialdemócrata Scholz podría ser el ganador de la jugada. Es el único que exhibe experiencia de gobierno con Merkel. Es decir, parte de lo que se echará de menos cuando la canciller se retire.