La nueva constitución de Túnez, diseñada por el presidente Kais Said, y votada este lunes en referéndum ha obtenido un apoyo del 94.6 por ciento, pero con una participación de tan solo el 30.5 por ciento del censo, una vez contabilizados el total de 9.2 millones, incluidos los residentes en el extranjero.
Incluso antes de conocerse los resultados finales aunque esperados, la oposición política rechazó hoy el proceso por considerarlo «ilegítimo» y lanzó peticiones de dimisión para Said.
Estos resultados representan la mayor abstención (casi un 70 por ciento) de todos los procesos de la transición democrática, con la singularidad de que en esta consulta se registró automáticamente a 2.4 millones de ciudadanos una vez expirado el plazo oficial de inscripción.
Said modificó por decreto en abril la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), encargada de supervisar la actual consulta, por lo que organizaciones nacionales e internacionales cuestionan su neutralidad. La misma ISIE reconoció hoy que las declaraciones de Said a la salida de un colegio electoral ayer pudieron incurrir en una infracción, aunque descartó que influyera en el voto de los tunecinos.
Oposición acusa de «proceso ilegítimo»
La oposición socialdemócrata, el Frente de Salvación —que engloba partidos progresistas, liberales y el islamista Ennahda— y el Partido Desturiano Libre (PDL), compuesto por nostálgicos del antiguo régimen, consideró que fue un proceso «ilegítimo».
«La gran mayoría de los tunecinos (75%) no apoyan a Said, de nuevo; lo que hizo es un golpe de estado, es ilegal y es impopular», valoró el movimiento «Ciudadanos contra el golpe» vinculado al opositor Frente de Salvación.
Por su parte, Amir Moussi, líder del PDL, formación que apoyó al presidente cuando éste decretó hace un año el estado de excepción, cree que cualquiera que sea la tasa de participación «del 70%, 200% o 4000% el proceso es fraudulento, ilegal e ilegítimo No lo reconocemos y no nos adherimos a él», advirtió.
El referéndum no establecía un umbral mínimo, por lo que abre entre los expertos interrogantes a cerca de la legitimidad en la adopción de esta nueva Carta Magna.
¿Qué sigue y por qué votaron por la nueva Constitución de Túnez?
De quienes votaron por el «sí», el 24 por ciento lo hizo para mejorar la situación del país, el 23% en apoyo al jefe del Estado y el 17% como castigo a la clase dirigente de la última época, según la compañía demoscópica tunecina, Sigma, que había estimado un 92.3 por ciento de las papeletas a favor.
Solo el 13 por ciento lo hicieron convencidos del proyecto constitucional, mientras el 11 por ciento lo hizo en rechazo al partido islamista que ha gobernado de manera directa o indirectamente desde 2011. El 4 por ciento lo hicieron en defensa de un sistema presidencial y el 3 por ciento por la disolución del Parlamento, que se llevó a cabo el pasado marzo.
El presidente adelantó hoy que el próximo paso será la aprobación de una nueva ley electoral que regirá los comicios electorales del próximo 17 de diciembre y que, por primera vez, se basará en listas uninominales en lugar de partidos, que considera «obsoletos».
Esta será la recta final de su hoja de ruta del estado de excepción, que sigue vigente desde hace un año, una vez se forme el nuevo Parlamento bicameral (Asamblea de los Representantes del Pueblo y el Consejo Nacional Regional y Territorial).
El nuevo texto, que según expertos introduce un sistema «ultrapresidencialista» sin separación de poderes en sustitución de la Constitución de 2014, entrará en vigor tras la publicación de los resultados definitivos el próximo 28 de agosto, después del periodo de alegaciones que se abre ahora.