Un recuento parcial, preliminar y limitado de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reveló que el número de contagios de dengue en América en el primer semestre de 2023 superó al del mismo periodo en 2022.
Sin que todavía haya concluido el primer semestre de 2023 para el venido 30 de este mes, la tendencia confirmó la amenaza de que la enfermedad podría prolongar un severo repunte hemisférico al cierre anual a diciembre próximo en comparación al total del año previo.
La OPS informó que los datos todavía incompletos de los países y las colonias europeas en América mostraron que en las primeras 23 semanas de 2023 hubo 2 millones 55 mil 372 pacientes del virus, con 827 muertos, frente a un millón 953 mil 25, con mil y un muertos, en esa misma etapa de 2022. El panorama de 2023 es incompleto porque algunos países y territorios todavía están pendientes de actualizar sus cifras a la semana 23 y mantienen las precedentes.
El total bajó de 2 millones 331 mil 792 con mil 31 fallecidos en 2020 a un millón 286 mil 767 y 437 decesos en 2021, pero volvió a subir en 2022 y cerró en 2 millones 811 mil 433 en 2022 con mil 290 muertos, precisó.
No obstante, 2019 se afianzó como el más severo desde 2014 con 3 millones 181 mil 171 y mil 823 que perecieron, según la OPS.
De acuerdo con el desglose del organismo, de un millón 162mil 719 (678 muertos) en 2014 se subió 2 millones 412 mil 794 (mil 355) en 2015 y a 2 millones 893 mil 962 (980) en 2016, para descender a 830 mil 996 (328) en 2017 y a 757 mil 82 (345) en 2018.
Fenómenos climáticos, cruciales para enfrentar el dengue en América
La OPS, dependencia regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ratificó que un factor crucial para enfrentar al dengue en América será el saldo de los fenómenos climáticos y advirtió que “se prevé” que en el segundo semestre de 2023 “algunos países de la región”, en especial de Centroamérica y el Caribe, “tengan un aumento de las lluvias”.
“Dependiendo” de la “magnitud” de esas precipitaciones y su “impacto en las zonas endémicas” de las dolencias denominadas arbovirales—como dengue, zika y chikunguña—“podría constituir una carga adicional de enfermedad por arbovirosis para los sistemas de salud en las zonas afectadas”, pronosticó.
“Todo está creando una tormenta perfecta que se traduce en un aumento de los casos y, obviamente, en un aumento de la mortalidad por el dengue”, afirmó el médico costarricense Roberto Salvatierra, investigador de la Coordinación de Investigación de la Escuela de Medicina y Cirugía de la (no estatal) Universidad Hispanoamericana, de Costa Rica.
“En 2022 y 2023 tenemos algunas de las cifras más importantes que hemos visto a nivel de muchos años y estamos viendo un repunte por parte de todo el cambio en el hemisferio continental por los efectos climatológicos tan importantes”, dijo Salvatierra a EL UNIVERSAL.
Provocado por el mosquito Aedes aegypti, el dengue causa fiebre persistente, somnolencia, falta de energía, irritabilidad, sarpullido, sangrando por encías o nariz, dolores de cabeza, huesos, ojos, musculares y de articulaciones y abdominales acompañados de vómito.
La evidencia científica mostró que por eventos como El Niño, que ocasiona calentamiento anómalo del mar, humedad, fuertes aguaceros e inundaciones, persisten condiciones idóneas para que proliferen padecimientos oftalmológicos, respiratorios agudos, leptospirosis, diarreicos y otros, como el dengue mediante la reproducción del insecto. El contagio solo es por la vía del animal y no entre seres humanos.
“Los años 2020, 2021 y 2022 produjeron un cansancio social con respecto a la información médica sobre el cuidado de la salud y uno de los pilares fundamentales de cualquier sistema de salud es la medicina preventiva”, explicó Salvatierra.
“Tenemos un grupo completamente cansado de individuos en América que ignoran los sistemas de prevención y cuido y de deshacerse de los criaderos. Hay un cansancio importante y las personas no ayudan al sistema preventivo de salud, una de las bases principales para que no se produzcan enfermedades”, subrayó.
Tras reafirmar que “vemos un sistema de salud cansado, sin dinero y demás y tampoco se pueden hacer campañas de información ya que no hay recursos”, describió que “tampoco vemos campañas grandes de fumigación, que sí vimos anteriormente. Están llegando atrasadas, con rezagos, sin tanto dinero en un sistema de salud muy cansado”.
Periodos del dengue serán prolongados en América
Las organizaciones mundiales climatológicas anticiparon mayores disturbios en el clima e “inviernos más crudos”, por lo que “los tiempos del dengue, especialmente en el hemisferio sur (de América), van a verse prolongados. Los momentos húmedos son exquisitos para el mantenimiento, el crecimiento y la replicación del mosquito”, recalcó.
Aunque la atención interamericana se concentró, a partir de 2020, en el coronavirus, el dengue pareció ser más silencioso y nunca cedió.
La OMS, que pertenece al sistema de la Organización de Naciones Unidas (ONU), alertó en momentos cúspides de la pandemia que “el impacto combinado de Covid-19 y las epidemias de dengue puede potencialmente tener consecuencias devastadoras para las poblaciones en riesgo”.
La OMS, que el 5 de mayo anterior proclamó el final de la fase de la emergencia global por la pandemia, instó reiteradamente a prevenir, detectar y tratar enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue y otras arbovirales, en un escenario de coronavirus y a evitar el “mayor riesgo” de contraer ambas. La OMS aclaró que tampoco anunció el fin de la propagación del Covid-19, sino que solo el de la emergencia.
Los números de coronavirus en los 33 países de América Latina y el Caribe del 25 de febrero de 2020 al 10 de marz0 de 2023 fueron de un millón 953 decesos y un acumulado de 82 millones 81 mil enfermos, según la Universidad Johns Hopkins, centro privado de educación superior de Virginia, Estados Unidos, que llevó la suma diaria mundial sobre el virus.