El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa Jill ganaron algo más de 600 mil dólares el año pasado, según su última declaración de impuestos… aunque la verdadera noticia es que el documento se hizo público.
Los mandatarios estadunidenses siempre han hecho públicas sus declaraciones de impuestos anuales, que detallan las fuentes de ingresos y los impuestos pagados, en nombre de la transparencia. El ex presidente Donald Trump rompió con esa tradición, negándose durante su mandato a revelar la información sobre sus finanzas o el verdadero estado de su imperio de propiedades y marcas.
En su declaración de impuestos conjunta de 2020, Joe y Jill Biden, una profesora de educación superior, declararon unos ingresos brutos ajustados a nivel federal de 607.336 dólares. Pagaron 157 mil 414 dólares en impuestos federales sobre la renta, una tasa efectiva del 25.9 por ciento, y 28 mil 794 dólares del mismo impuesto al estado donde residían antes de llegar a la Casa Blanca, Delaware.
La número dos de Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, está varios peldaños por encima de él en la escala financiera. La ex senadora de California presentó una declaración de impuestos conjunta con su marido, el abogado Doug Emhoff, en la que declaraba unos ingresos brutos ajustados a nivel federal de un millón 695 mil 225 dólares.
Su marido y ella pagaron 621 mil 893 dólares en impuestos federales sobre la renta, lo que supone una tasa del 36.7 por ciento. También pagaron 125 mil 004 dólares en el impuesto sobre la renta de California y Emhoff pagó 56 mil 997 dólares en Washington, DC.
Emhoff era un abogado de alto perfil en la industria del entretenimiento y se tomó una licencia de su firma cuando Harris fue nombrada compañera de fórmula de Biden. Las declaraciones de impuestos confirman una cosa: tanto la primera como la segunda familia podrían pagar más impuestos si Biden consigue que el Congreso apruebe su enorme paquete de gastos sociales y educativos del Plan de Familias Americanas.
Según las propuestas actuales, el plan se financiaría en parte aumentando el tipo impositivo máximo de los estadounidenses más ricos. Los que ganan menos de 400 mil dólares al año, según Biden, no sufrirían ningún aumento.