A través de técnicas de aprendizaje automático (o machine learning, en inglés) de Inteligencia Artificial (IA), un grupo de científicos busca predecir dónde podría surgir un nuevo brote de coronavirus, y sugiere que estos podrían generarse en animales domésticos y salvajes con más facilidad de la que se pensaba.
Un estudio de la Universidad de Liverpool, que publica Nature Communications, señala que intentar predecir qué animales podrían ser la fuente de un futuro brote de coronavirus «puede orientar los enfoques para reducir el riesgo de aparición» de estos en animales y su propagación a las personas.
Los expertos usaron técnicas de aprendizaje automático para identificar los mamíferos que son fuentes potenciales de generación de coronavirus, desde los ya implicados en brotes anteriores, como los murciélagos de herradura, las civetas de palma y los pangolines, hasta candidatos nuevos. Nuevos coronavirus podrían surgir cuando dos cepas diferentes coinfectan a un animal, haciendo que el material genético viral se recombine, explica una de las investigadoras, Maya Wardeh, de la Universidad de Liverpool, en un comunicado.
Hasta ahora, agregó, se tenía un conocimiento limitado sobre cómo «eran de susceptibles los distintos mamíferos a los diferentes coronavirus, pero esta información podría ayudarnos a entender dónde podría producirse la recombinación viral». Los investigadores usaron un enfoque de aprendizaje automático para predecir las relaciones entre 411 cepas de coronavirus y 876 especies de mamíferos potenciales.
Los resultados, sugieren que hay, al menos, once veces más asociaciones entre especies de mamíferos y cepas de coronavirus de las que se han observado hasta ahora y cuarenta veces más especies de mamíferos que pueden infectarse con un conjunto diverso de cepas. «Dado que los coronavirus se recombinan con frecuencia, cuando coinfectan a un huésped, y que el SARS-CoV-2 es altamente infeccioso para los humanos, la amenaza más inmediata para la salud pública es la recombinación de otros coronavirus con el SARS-CoV-2», según el codirector del estudio Marcus Blagrove.
Los investigadores identificaron los huéspedes susceptibles de que se pudiera producir la recombinación del SARS-CoV-2 y señalaron que podría haber treinta veces más especies de las que se conocen actualmente, como el dromedario, el mono verde africano y el murciélago amarillo asiático menor.
En cuanto al escenario «de alto riesgo» de recombinación entre el altamente transmisible SARS-CoV-2 y el más mortífero MERS-CoV, los investigadores identificaron 102 posibles huéspedes de recombinación de los dos virus, por lo que recomendaron vigilancia al respecto.
Los resultados se basan en datos limitados sobre los genomas de los coronavirus y las asociaciones entre el virus y el huésped, destacaron los investigadores, quienes agregaron que «existen sesgos del estudio para ciertas especies animales, todo lo cual presenta incertidumbre en las predicciones». Blagrove incidió en que «es importante señalar que la recombinación viral es distinta de las mutaciones».
La primera se produce durante periodos de tiempo más largos y puede generar cepas o especies completamente nuevas. Este trabajo, consideró, «puede ayudar a orientar los programas de vigilancia para descubrir futuras cepas antes de que lleguen a los humanos, lo que nos dará una ventaja para combatirlas».
Los investigadores planean ahora ampliar su modelo para incluir aves, abarcando así toda la gama de huéspedes importantes de los coronavirus.