El regreso a clases presenciales el próximo 30 de agosto mantiene en la incertidumbre a Lucía Maciel García, directora del preescolar Horacio Mann, escuela privada ubicada en Xoxocotlán, municipio conurbado a la ciudad de Oaxaca. La respuesta de los padres de familia aún es incierta y desconoce si logrará la inscripción de alumnos suficiente para mantenerse a flote.
Las restricciones obligatorias para las instituciones educativas a causa de la pandemia, que se han prolongado desde el 20 de marzo de 2020, cuando las autoridades de Salud decretaron la suspensión de las clases presenciales, provocó que perdiera a 70% de su alumnado y, por tanto, de sus ingresos.
Ante la crisis, un centenar de las 526 escuelas privadas que hay en la entidad decidieron unirse y conformar la Asociación de Escuelas Particulares de Oaxaca, para demandar al gobierno apoyos que les permitieran continuar con sus actividades, pero nunca hubo una respuesta, ni siquiera se les concedió una reunión con funcionarios de la Secretaría General de Gobierno (Segego).
Con el tiempo, las diferencias entre los directivos de estas instituciones se acentuaron, relata Lucía Maciel. Finalmente, la asociación terminó por disolverse y cada escuela decidió las acciones para mantenerse o cerrar de forma definitiva.
Pero no todas las relaciones se perdieron y algunas aún continúan en contacto.
La directora del Colegio Horacio Mann explica que tomó la decisión de abrir nuevamente para alumnos de preescolar y asegura que al menos 90% de las escuelas con las que aún tiene relación también abrirán el 30 de agosto.
“Ahora la intención es abrir, pero existe el temor de la respuesta de los padres. Ya estamos muy cerca de saber, pero, en general, 90% ya decidimos abrir. De 15 compañeritos [estudiantes], hay tres que están pensando seguir en línea, pero estamos hablando de un mercado que es nivel medio-alto, es decir, que pueden seguir pagando gente que les apoye con los niños en casa y pueden seguir cubriendo su colegiatura”, dice.
La reducción del alumnado y en los ingresos de las escuelas privadas, explica, fue diferente según el mercado al que está dirigida cada una de ellas.
Por ejemplo, por el costo de la inscripción, su escuela está dirigida para madres y padres de familia con un nivel económico medio-bajo, muchos de quienes perdieron su empleo o su pequeño negocio resultó afectado por la pandemia.
A instituciones educativas como ésta, la disminución de su matrícula y de sus ingresos fue fulminante: sólo se quedaron con 30% de estudiantes. Algunas, dice, se vieron obligadas a reducir drásticamente su personal, sólo se quedaron con un profesor para cada grado y despidieron al resto. Otras tuvieron que cerrar.
En otros casos, menciona, ocurrió que algunas escuelas de preescolar se quedaron con un grupo de tres alumnos y otro de seis alumnos, cada uno con su profesor, pero siguieron operando con el fin de no perder la clave escolar que otorga el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) y poder reabrir en el ciclo escolar 2021-2022.
La situación para las escuelas dirigidas a un mercado medio-alto fue distinta. A algunas incluso, afirma Maciel García, les convino la pandemia porque redujeron drásticamente sus gastos de operación con las clases virtuales, mantuvieron sus tarifas altas y no sufrieron una reducción del alumnado porque los padres cuentan con los recursos para pagar.
“En el caso de las escuelas grandes hubo un gran negocio con las clases virtuales, incluso se capitalizaron porque ya no gastaban en personal. Pero eso habla de que están en otro mercado. Las que están en el medio-bajo son las primeras escuelas que desaparecieron”, dice.
Lucía Maciel cuenta que en su caso sólo redujo 30% de su personal y en enero de 2020, cuando se permitió la apertura de los hoteles, ella decidió abrir sólo el servicio de estancia infantil, lo que le ha permitido sobrevivir durante este tiempo.
Ahora reabrirá el preescolar a clases presenciales, con lo que espera llegar a un equilibrio entre sus gastos e ingresos; de lo contrario, dice, también tendrá que reducir al mínimo su personal, como lo hicieron otras instituciones particulares.
La directora del Colegio Horacio Mann reconoce que hay una controversia sobre el regreso a clases presenciales por temor a la propagación del Covid-19; no obstante, advierte que debe privilegiarse el interés superior de la niñez y la educación, uno de sus derechos.
Para ella, la deserción escolar —sobre lo cual aún no hay cifra precisa en Oaxaca— es algo que difícilmente se podrá recuperar, pero se busca que no crezca.
También sostiene que hay un temor “exacerbado” al regreso a clases presenciales de docentes del magisterio, quienes tienen el salario seguro.
“Le echo la culpa a gente de los sindicatos de maestros que no quiere trabajar, que ya probó año y medio sin trabajar y que cobra con toda la seguridad. Además, nosotros sabíamos por líderes que regresaban hasta enero de 2022. No nos están diciendo nada nuevo”, afirma.
Consultado por EL UNIVERSAL sobre el retorno a las aulas, el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) reiteró que, incluidas las escuelas privadas, la decisión será resultado del consenso con el magisterio, padres de familia y autoridades, a través de “un proceso seguro, gradual, escalonado y mixto, pero, sobre todo, acorde a las circunstancias propias de cada comunidad.
“Quienes así lo decidan será con la aplicación de estrictos protocolos y medidas que garanticen un retorno seguro a través de una estrategia cautelosa, mixta, escalonada y gradual”, señaló.