Aún con la conmoción de dos muertes repentinas y los sentimientos por desbordarse, las 36 bailarinas que integran la delegación de Tuxtepec honraron las ausencias de las maestras Paulina Solís, creadora de la danza, y Karina León, joven que se presentaría por primera vez en la Guelaguetza.
Precedidas por un homenaje donde se recordó la trayectoria de la docente que hace más de 60 años ideó este emblemático baile que se ha convertido en muestra de la identidad de la Cuenca del Papaloapan y que fue acompañado por momentos de silencio en su memoria y en la de la joven bailarina, las tuxtepecanas salieron a la “Rotonda de las Azucenas” portando listones morados en sus piñas que mueven al son de la música, como una forma de fusionar el dolor y la alegría.
“Hay un montón de sensaciones encontradas, porque estamos aquí con toda la ilusión de compartir lo que hacemos en este foro que es sagrado, que para los bailarines oaxaqueños es un espacio muy importante y que en esta ocasión la mayoría de las chocas venían por primera vez”, dice a EL UNIVERSAL Marsel Toledo, coordinadora general de la delegación de “Flor de Piña”, de San Juan Bautista Tuxtepec.
“Estamos con esa alegría y con ese orgullo. Traemos el cansancio de una preparación muy intensa y una tristeza muy profunda, lo que sucedió en el escenario es muestra forma de honrar la memoria de las personas que son importantes para que esta danza exista”, agrega la bailarina, quien recordó que hace una semana partió la maestra Paulina Solís y un día antes de que viajaran a la capital falleció su compañera Karina León, quien participaría en la danza por primera vez. “Aún no lo creemos”, dice en entrevista.
“Fue muy poco tiempo, en realidad todo pasó tan rápido. Todavía estamos en otra realidad, estamos intentando contener esa tristeza y volcar ese dolor en una celebración, en hacer lo que a este par de maestras les hubiera gustado y lo que ellas promovieron toda su vida:la danza, la alegría, la fiesta y el amor por Oaxaca y por nuestra tierra, Tuxtepec”, señala la también responsable de la Casa de la Cultura de Tuxtepec.
La responsable de una de las delegaciones más icónicas de la Guelaguetza agrega que Rosa de Maria Zárate, hija de la maestra Paulina, viajó desde la Ciudad de México para presenciar el homenaje a su madre y esta función, y les dio ánimo a las jóvenes, quienes ahora son “embajadoras” del gran trabajo que hizo la docente.
Emocionadas tras su participación, las bailarinas, muchas de las cuales debutan en este Guelaguetza, coinciden que aunque oficialmente el número de bailarinas que requiere la danza es de 36, su compañera Karina estuvo acompañándolas en la rotonda.
“El número oficial de bailarinas es 36, pero hoy estuvimos 37 en el escenario, 36 físicamente y una en espíritu”, aseguran.
“Es una conmoción muy fuerte, de por sí pararse en este escenario con más de 11 mil personas que transmiten energía, es muy conmovedor para las chicas y hoy es al triple. Eso nos dijimos antes de salir de viaje, que este año el compromiso era triple, primero por el sueño personal, de la delegación, Flor de Piña es un trabajo de conjunto, no existen las solistas, si una falta, falta todo, y por otro lado en memoria y honor de las maestras Paulina y la maestra Karina”, finalizan Marsel Toledo y las bailarinas, quienes están convencidas de ese dicho popular del que hoy se han apropiado y que reza que: “también de dolor de se baila, cuando llorar no se puede”.