Un pequeño salón de usos múltiples se convierte cada semana en una cocina provisional, con estufa eléctrica y aditamentos, en el que un grupo de mujeres se concentra alrededor de la mesa para rallar, pelar y picar las verduras que utilizarán en el platillo del día. Todas siguen las instrucciones de Ibzan Martínez, el nutriólogo que desde hace 14 años imparte talleres del buen comer desde la Unidad de Especialidades Médicas (Uneme) de Juchitán, región Istmo de Tehuantepec.
En estos 14 años, el nutriólogo ha brindado el taller de alimentos saludables a unas 700 personas que padecen enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión y obesidad, pues considera que una alimentación saludable previene 95% de las enfermedades y proporciona una mejor calidad de vida.
Explica que busca que los pacientes derriben el mito de que tener diabetes o hipertensión es sinónimo de muerte, cuando la sana alimentación les ayuda a mantener una vida plena por muchos años. Además, los platillos que se elaboran durante el tiempo que el paciente recibe atención en el centro contienen ingredientes de la región.
“Los platillos que planteamos en los talleres son rápidos y económicos, no requieren muchos ingredientes ni son difíciles de adquirir. Se cree que la comida sana es cara y por eso no se elabora; eso es mentira, con poco dinero, con pocos ingredientes, que se localizan fácilmente en el mercado, se pueden hacer platillos nutritivos”, explica el especialista.
Idalia Gutiérrez Ordaz tiene 56 años y lucha por mantener a raya su diabetes, a través de una dieta baja en grasas y azúcares con la guía del nutriólogo. Su forma de comer y elaborar sus alimentos cambió desde que llegó al Uneme: de los 350 de glucosa que mantenía ahora no rebasa los 110.
“Es un cambio radical lo que hacemos al seguir al pie de la letra los medicamentos y la alimentación. Es difícil al principio, porque traemos hábitos desde niños, pero no es imposible. Llevo medio año y me siento más viva, me siento diferente. En el Uneme me atienden en todos los aspectos, desde la nutrición hasta lo sicológico, es una atención realmente integral que no la tenemos de manera gratuita en ningún lado”, comenta.
Ibzan Martínez, maestro en Salud Pública, considera que en Juchitán el Covid-19 encontró un pueblo enfermo, con un sistema inmunológico bajo, una población inflamada y con complicaciones crónico-degenerativas, pero, sobre todo, encontró una gran aliada: la obesidad, pues de cada 10 personas, siete sufren esta condición o tienen sobrepeso. Más de la mitad de pacientes con obesidad son mujeres.
Agrega que de cada 10 personas obesas hay cuatro diabéticas, más las que no lo saben. “Por ello, el Covid-19 las pone en una posición de gran vulnerabilidad y desventaja”, detalla el nutriólogo de la Uneme.
Por lo mismo, considera de gran importancia impulsar los talleres de comida saludable no sólo entre pacientes sino entre toda la población, comenzando por las infancias.