En respuesta a una carta en la que Abbe Maximilian Stadler le envió su ensayo sobre el Réquiem, de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven le respondió: “Siempre me he considerado entre los más grandes admiradores de Mozart y lo seguiré siendo hasta el día de mi muerte”.
Venerado hasta nuestros días como uno de los compositores más grandes, su música fue elegida para rendir tributo a las víctimas de covid-19 y brindar consuelo a quienes perdieron a sus seres queridos.
El miércoles 12 de mayo a las 20:00 horas se estrenará un video en el que integrantes de la Orquesta Escuela Carlos Chávez (OECCh), el Ensamble Escénico Vocal (EEV) y la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) interpretan Lacrimosa, que forma parte de Misa de Réquiem en re menor, K. 626.
La idea del video, realizado en la Casa Miguel Alemán del Complejo Cultural Los Pinos, fue de Carolina Lagunes, fagotista de la OSN, que fue acogida por el Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), dice en entrevista el violinista Pablo Martínez Bourguet, quien participó en la grabación que se transmitirá en las cuentas de Facebook de Fomento Musical, la OSN, el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Secretaría de Cultura.
De acuerdo con Martínez Bourguet, “para este tipo de homenajes no hay mejor pieza, por todo lo que conlleva. Lacrimosa es uno de los movimientos del Réquiem, su parte más dolorosa.
La muerte representa demasiado dolor, por eso esta leyenda de que en esta obra Mozart escribió su propio réquiem”. El compositor murió en 1791 antes de terminar el Réquiem, que fue finalizada por su discípulo, el clarinetista Franz Xaver Süssmayr, con las indicaciones que le había dado.
El violinista refiere que “Mozart la escribió cuando ya estaba muy mal de salud, incluso estaba en cama. Tuve el privilegio de ver el facsímil y constaté que prácticamente no cometía errores, todo está muy claro. Allí escribió los principios de la obra, cómo quería que fuera, como se la imaginaba”.
El reencuentro El maestro de la Academia de Cuerdas de la OECCh explica que debido a la pandemia no hubo ensayos, pero, en su caso, tuvo mucho contacto virtual con los alumnos de cuerdas. “En las pláticas surgieron dudas: por qué hacer esto, cómo hacer aquello, qué notas se deben alargar, etcétera.
Yo incluso acababa de tocar esta obra antes de la grabación y les comenté que no era una obra difícil, pero que a mí me había costado trabajo. Les compartí mi experiencia y qué elementos había que resaltar”. Reencontrarse con sus compañeros de la OSN y sus alumnos fue una sensación extraña, dice el violinista. “Lo primero fue llegar y ver algunas personas en el estacionamiento.
Te los encuentras y te da mucha felicidad, pero a la vez te frenas un poco porque no sabes si darles la mano o abrazarlos, pero como fue al aire libre la atmósfera fue menos tensa y empezamos a platicar de los otros compañeros, preguntarles cómo les fue, si les dio o no el covid, etcétera.
Al poco tiempo salieron a relucir las bromas por la alegría de volvernos a encontrar”. Sobre el hecho de que este proyecto abra las posibilidades para compartir música con las nuevas generaciones de ejecutantes, Martínez Bourguet afirma que es un proceso de retroalimentación, dado que las búsquedas musicales de cada instrumentista son distintas sin importar la edad.
“Tocar con los jóvenes es gratificante; nos contagian su ímpetu, aunque todos sabemos que el sonido de todos debe ser el mismo, durante la interpretación orquestal”. Después de grabar el video, agrega, “se siente una satisfacción muy grande. A mí personalmente me encantó sentarme en el atril y empezar a decir cosas por medio de mi instrumento y que los demás me entendieran.
Es la parte que más he extrañado: tocar con alguien, poder tener todos estos diálogos y compartir las ideas. Me quedé con una satisfacción de compartir todo lo que tenía guardado”. Martínez Bourguet confiesa que para él fue difícil grabar Lacrimosa porque había mucho dolor dentro de él, pero que le animó el hecho de saber que “podamos transmitir el abrazo solidario de la música a quienes vean este homenaje para los que ya no están con nosotros.
Siento que sí hace falta una música que acompañe este duelo: ojalá que la obra de Mozart, que es una música increíble, les pueda dar el consuelo para despedir a quienes ya partieron”.