A casi dos semanas de que la granizada del 28 de abril colapsara la techumbre sobre los vestigios de la Casa de las Águilas, en el Templo Mayor, continúan con las labores de diagnóstico de daños y de análisis estratégico para llevar a cabo la remoción de los escombros.
El 29 de abril las autoridades anunciaron que la techumbre caída no se podía retirar en un sólo movimiento debido a su peso, de aproximadamente 60 toneladas. Argumentaron motivos de cargas naturales del piso y el subsuelo, así como por los riesgos de provocar daño en el edificio prehispánico y ahora, este 11 de mayo, envían un comunicado reiterando la misma información.
En ese momento, tal y como lo hacen ahora, dijeron que se estudiarían las propuestas de las nuevas protecciones para este espacio y para los demás edificios prehispánicos del Templo Mayor.
El boletín indica que especialistas del Consejo de Arqueología, de las coordinaciones nacionales de Conservación del Patrimonio Cultural y de Obras y Proyectos del INAH, del Departamento de Restauración del museo y del Proyecto Templo Mayor, realizan “el análisis estratégico” para llevar a cabo la remoción de la techumbre colapsada el pasado 28 de abril, en la Casa de las Águilas.
“Para ello, en primera instancia se colocaron elementos para proteger de posibles daños por escurrimientos los pisos de estuco y banquetas polícromas y para que los trabajadores, encargados de apuntalar el techo y garantizar su estabilidad, pudieran transitar por el lugar”, como se informó el pasado 29 de abril. La novedad es que esos “apuntalamientos preventivos se realizaron con madera y metal en puntos estratégicos. De acuerdo con lo que determinaron los especialistas a cargo.
El siguiente paso consiste en reforzar las protecciones que se colocaron de manera emergente en este importante recinto, para comenzar con los trabajos de remoción del techo, lo cual requiere una coordinación importante de varios especialistas”.
La jefa de restauración del Museo del Templo Mayor, Mariana Díaz de León Lastras, reiteró que “el reto es quitar la techumbre sin dañar nada arqueológico, y que se coloque la nueva estructura de manera inmediata, ya que los vestigios no pueden quedar a la intemperie”.
En el documento se informa que además del personal del INAH y del propio museo, se cuenta con la participación de ingenieros estructuralistas de la empresa TGC Geotecnia S.A. de CV., quienes colaboran en el análisis del proceso adecuado para retirar la techumbre.