Los medios de Corea del Norte informaron hoy que probó en la víspera un «nuevo tipo de proyectil táctico guiado» basado en un diseño existente y mejorado para portar una carga útil de 2.5 toneladas y aumentar su capacidad destructiva.
Según la agencia estatal KNCA los dos misiles de corto alcance lanzados el jueves hacia el mar desde su costa oriental recorrieron unos 600 kilómetros, frente a los 450 estimados por Seúl en la víspera.
La prueba de armamento, que llevó a Seúl, Tokio y Washington a expresar su preocupación, no contó con la presencia del líder Kim Jong-un pero sí con la del mariscal Ri Pyong-chol, uno de los cinco miembros del presidium del partido único norcoreano.
Ri, que estuvo a cargo en su momento del Departamento de Maquinaria (responsable del desarrollo industrial de misiles), es una de las figuras clave en torno a los avances del programa de misiles bajo el liderazgo de Kim Jong-un.
El ensayo sirvió para «confirmar la fiabilidad del motor de combustible sólido mejorado y también volvió a confirmar la órbita irregular» de su modo de vuelo de baja altura, según KCNA.
Esta descripción, unida a las fotos publicadas y a que KCNA asegure que los nuevos misiles emplean «tecnología básica» de un proyectil «ya desarrollado», hace pensar a los expertos que se trata de una modificación de un sistema de lanzamiento denominado KN-23 por la inteligencia extranjera.
El misil balístico KN-23 es una modificación del Iskander ruso que Pionyang probó por primera vez en 2019 y en cuyo desarrollo ha sido fundamental precisamente Ri Pyong-chol.
El KN-23 tiene un sofisticado sistema de guiado que le permite trazar trayectorias no completamente parabólicas o balísticas, lo que lo hace difícil de interceptar y -pese a su corto alcance- lo convierte en una seria amenaza para países cercanos como Corea del Sur o Japón.
El hecho de que su carga útil se haya multiplicado por cinco hasta las 2.5 toneladas es en respuesta, según los expertos, al desarrollo por parte surcoreana del misil balístico de corto alcance Hyunmoo IV, probado en 2020 y capaz de cargar dos toneladas.
La de este jueves es la segunda prueba de misiles norcoreana en menos de una semana y llega en un momento marcado por una revisión de la nueva estrategia de Washington para lidiar con Pionyang, que ha exigido retornar al diálogo sobre desnuclearización sin condiciones previas.
Ayer mismo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, elevó el tono contra el régimen, advirtiendo que «habrá una respuesta si eligen una escalada».