Fueron 28 ballenas pilotos que lograron ser liberadas por un grupo de rescatistas tras quedar atrapadas en un cordón del litoral de la isla sur de Nueva Zelanda, un hecho que aún está bajo vigilancia debido a que los mamíferos marinos podrían quedar varados por tercera vez debido a que permanecen cerca de la costa.
El Ministerio de Conservación (DOC) informó que las ballenas liberadas formaban parte de un grupo de unos 50 mamíferos descubiertos a primeras horas de este lunes en Farewell Spit, una lengua arenosa 90 kilómetros al norte de la ciudad de Nelson.
Ayer fueron empujadas al mar unas 40 ballenas, pero volvieron a la costa la mañana siguiente, con unos 60 voluntarios intentando mover a las 28 supervivientes de nuevo al agua. «La ballenas han estado cerca de la costa y no se sabe si se irán mar adentro o volverán a quedar varadas», afirmó una vocera del DOC. Agregó que «personal del DOC y voluntarios permanecen en el lugar listos para responder en caso de que las ballenas comiencen a dirigirse a la costa y queden varadas de nuevo».
Al menos 15 ballenas del grupo original varado han muerto tras situarse en Farewell Spit, la lengua de arena de 26 kilómetros de longitud que avanza en Golden Bay. En ella se han registrado una decena de varamientos de grupos de globicéfalos en los últimos 15 años. En febrero de 2017, cerca de 700 de estos mamíferos quedaron varados en Farewell Spit, de los cuales 250 perecieron. Por el momento, aún no hay respuesta científica respecto a las causas de este masivo varamiento de mamíferos marinos.
Las especulaciones oscilan entre la enfermedad, errores de navegación, presencia de depredadores, condiciones meteorológicas extremas o problemas relacionados con la topografía de algunos lugares. Pero otros acusan a la actividad humana y sobre todo a las perturbaciones generadas por los radares de alta frecuencia.