La madrugada del 9 de agosto de 2013, Rafel Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara y el hombre más odiado por la agencia antidrogas (DEA), salió de la cárcel del Reclusorio Preventivo de Guadalajara, después de un polémico amparo que generó dudas sobre una posible corrupción.
Caro Quintero volvió a acaparar la atención al revelarse el lunes que la DEA inició una nueva campaña con pósteres donde se anuncian las recompensas que se ofrecen por los narcos más buscados, comenzando por el originario de Badiraguato, Sinaloa. Por información que conduzca a su captura, la agencia antidrogas ofrece 20 millones de dólares, la suma más alta para un narcotraficante.
La DEA no le perdona a Caro Quintero haber ordenado el secuestro de uno de sus agentes, Enrique “Kiki” Camarena, quien descubrió en el rancho El Búfalo, del narcotraficante mexicano, más de 10 mil toneladas de marihuana que finalmente fueron destruidas.
Camarena pagó con su vida y ese asesinato desató una de las peores crisis en las relaciones entre Estados Unidos y México.
Caro Quintero fue detenido en la Quinta La California, en la comunidad de San Rafael de Ojo de Agua en Ajuela, Costa Rica, el 18 de septiembre de 1985. Allá tenía cuatro propiedades, cuentas en el banco y una pareja, Sara Cosío. De inmediato fue trasladado a México, donde fue sentenciado, en diciembre de 1989, a 40 años de prisión, el máximo permitido por las leyes mexicanas. Sólo cumplió 28.
Cumplió los primeros años de su sentencia en el Centro Federal de Readaptación Social del Altiplano, en el Estado de México, pero en 2007 fue trasladado al penal de máxima seguridad en Puente Grande, Jalisco.
La primera señal de alerta se dio en 2010, cuando un juez federal le concedió un amparo para trasladarlo al Reclusorio Preventivo, al considerar que el gobierno no pudo demostrar que se trataba de un criminal “de alta peligrosidad”.
Pero en 2013 estalló el escándalo: el primer tribunal colegiado en materia penal del tercer circuito le concedió un amparo: desde su punto de vista, el caso de la muerte de Camarena debió ser juzgado en el fuero común, no en el federal.
¿La razón? Que Camarena no estaba acreditado como agente diplomático, o consular, de Estados Unidos. Por tanto, exigió liberarlo.
La DEA externó su preocupación y señaló que lo buscarían por cielo, mar y tierra para que pagara por sus delitos.
Ya fugitivo, Caro Quintero afirmó en una entrevista que él ya había pagado su “deuda con la sociedad”, e insistió que no tuvo que ver con el secuestro, tortura y asesinato de Camarena y del piloto Alfredo Zavala Avelar.
La DEA comenzó a investigar, además, si hubo corrupción en la liberación de “El Príncipe”, como se conocía a Caro Quintero por su fascinación con los lujos.
Entre otras cosas, se investigaron transacciones bancarias de 49 personas, entre familiares, posibles prestanombres y abogados que trabajaron para el narcotraficante.
La Financial Crimes Enforcement determinó en su momento como “muy probable” que en la liberación del sinaloense “haya habido corrupción”, tras cotejar los nombres de los investigados con transacciones reportadas por el Deutsche Bank Trust Company Americas.
De Caro Quintero no se supo más, aunque versiones apuntan a que se refugió en la tierra donde se crió, en la sierra de Sinaloa.