Mora Chávez, quien tenía algunos meses de cumplir diez años del levantamiento armado que encabezó en Michoacán, se mantenía en La Ruana, donde nació, se convirtió en campesino y después en el líder de un movimiento armado.
Las autoridades estatales le habían pedido que se mudara a Morelia, pues temían por su seguridad, pero decidió no cambiar de hogar. Ahí, el 29 de junio, lo asesinaron a tiros junto a sus tres escoltas y después incendiaron la camioneta en la que viajaba.
Su equipo de asesores políticos convocó a una reunión de prensa en el hotel Cantera Diez, en el centro de Morelia, Michoacán, donde se reunía de forma cotidiana con reporteros, para leer la carta que Mora escribió para que se leyera cuando fuera asesinado.
“En esta misma mesa, donde estamos el día de hoy, después del atentado que tuvo en marzo, donde él mismo lo dijo, que la vio cerca, que vio muy cerca su muerte, que uno de sus escoltas resultó herido y que en el atentado del día de ayer fallece este escolta”, dijo David Ceballos, amigo y asesor de Hipólito Mora.
Esto dice la carta póstuma de Hipólito Mora
La carta, que fue compartida a varios de sus colaboradores cercanos, asegura que su levantamiento armado no fue con fines de lucro.
«Que mi muerte no sea en vano, lo dije en muchas ocasiones, sabía que este día llegaría. Lo dije: me voy a morir peleando».
«Sólo quiero que mi muerte no sea en vano, que los michoacanos, que todos presumimos bravura, seamos valientes una vez y acabemos con este mal que nos tiene en el suelo. Que los policías vean que tienen la fuerza para acabar con esto».
«Aquí y en el otro mundo soy y seguiré siendo Hipólito Mora Chávez».