Las honras fúnebres de Monseñor José Guadalupe Galván Galindo, obispo emérito, continuaron este lunes y la mañana del martes en la parroquia San José de Torreón, donde los feligreses presenciaron el rezo de Laudes, diversas celebraciones eucarísticas, el Santo Rosario, así como la Vigilia de Adoración Nocturna, y finalmente este 19 de julio, le darán el último adiós.
A las 12:00 horas del lunes, fue el padre José Luis Escamilla Estrada quien ofició la misa, la cual fue amenizada por el coro Canto Kerigma, en donde estuvieron presentes, además del CECAFF, Agrupación de Esposas Cristianas, numerosos feligreses y familiares, quienes desde el domingo se dispusieron a velarlo.
El féretro del Obispo Emérito, el cual luce con más adornos florales que enviaron personalidades de la política estatal y local, sigue disponible para todas las personas que deseen despedirse de él o bien, quieran expresarle alguna oración.
Por su parte el sacerdote Escamilla, expresó en la homilía que el Obispo Lupito fue un pastor en la sencillez de su vida, por lo que brilló en la grandeza del evangelio.
«Expresamos la fe que él predicó, vivió y compartió en la medida que lo fuimos tratando, con él reconocemos que Cristo resucitó, y él ya participa en la Gloria de la resurrección, seguro que lo vamos a extrañar, porque estamos hechos para amar y ser amados, pero también en la comunión de los santos, tenemos quien intervenga por nosotros».
Aseguró el padre José Luis que ya no habrá esa cercanía física, pero si en el corazón, «y tengo la certeza de que seguirá unido a nosotros como sacerdote, Obispo y pastor, y ya con Dios, un amor que se hace divino».
Al finalizar la celebración, el padre Escamilla solicitó a los feligreses se le brindara un caluroso aplauso a Don Lupe Galván, para finalmente expresar, «por las ánimas benditas todos debemos rogar que Dios las saque de penas y las lleve a descansar, dale Señor el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua, que descanse en paz, así sea».
El padre José Luis Escamilla Estrada, quien actualmente está al cargo de Centro Saulo, dijo en entrevista para MILENIO, que el Obispo Don José Guadalupe representó para él un padre, un amigo, un pastor, un confidente, así como un director espiritual.
«Cualquier problema que pudiera yo tener acudía a él, contaba siempre con su asesoría y su cariño», dijo.
Escamilla Estrada cumplió 43 años como sacerdote, y fue Don Fernando Romo quien lo ordenó en 1978, «me tocó recibir a Monseñor Luis Morales, a Don Lupito, y ya con él preparamos la llegada del Obispo Luis Martín».
Sin duda alguna Monseñor Galván Galindo deja un gran hueco para los fieles católicos, y aunque ya era Emérito, asegura el padre Escamilla que siempre estuvo muy atento a lo que ocurría en la Iglesia.
«Seguía la pista de la diócesis, estaba en comunicación con todos los sacerdotes, y en lo personal, como amigo también, siempre lo busqué y me buscó, fui su vicario general, él me nombró como su vicario, y pues eso expresa la gran confianza que me tuvo Don Lupito».
Siempre se preocupó por la salud de los sacerdotes, y muy en especial por la del padre Escamilla, «hubo ocasiones que estaba a punto de que me operaran, y siempre me decía, si no es necesario no te operes, busca otra opinión, digo eso tan concreto, tan sencillo y tan material, habla de su lado humano, la cercanía y el interés».
El sacerdote siempre lo acompañó a donde el Obispo quisiera ir, «siempre que yo podía iba por él y lo acompañaba a las misas en Cristo Rey, también si se ofrecía ir a Matamoros, San Pedro, me decía pasa por mí, mucha cercanía, siempre muy atento, un gran Obispo, un gran padre, y sin duda preparó el terreno para el Obispo Luis Martín».
Para finalizar brindó el siguiente mensaje al pueblo lagunero, «aprovechar el cariño que hemos expresado por Don Lupito, desde que supimos que estaba enfermo, pidiendo por su recuperación, y ahora solidarios orar por su eterno descanso y que esto sea un espacio para seguir alimentando la fe, la fe en Cristo que resucitó, él lo predicó con su vida, con su palabra, y hoy creo que para él es una realidad».
Martes 19 de julio
- 8:00 a.m. Misa presidida por P. Jorge Silva
- 11:00 a.m. Rezo del Santo Rosario, Ministros Extraordinarios de la Comunión
- 12:00 p.m. Misa exequial presidida por Monseñor Luis Martín Barraza Beltrán, Obispo de Torreón.
- Al terminar la celebración eucarística se realizará la procesión fúnebre a la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, donde será sepultado en el oratorio.