Integrada por alrededor de 84 obras, entre instalaciones, esculturas, fotografías, películas y tejidos, se presenta tras su exhibición en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco).
Dividida en núcleos temáticos, la exposición, que sintetiza el trabajo de los últimos 30 años de Ortega (Ciudad de México, 1967), está desplegada en las salas Nacional, Diego Rivera, Internacional y Paul Westheim del Palacio de Bellas Artes.
Ortega dijo: “Es un honor estar aquí, estar en este Palacio de Bellas Artes, con una energía que implica un compromiso enorme como artista. Estoy muy agradecido con José Esparza, el curador de la exhibición. Podemos hablar de los antecedentes de cómo llegamos hasta aquí y también hablar un poco sobre la selección que hizo de 30 años de trayectoria”.
El artista comentó que este trabajo se fue dando dentro de Ciudad de México y en algunas exposiciones fuera del país, donde fue produciendo obras y que muchos factores se dieron para que se pudieran mostrar en el Museo Marco.
“Con el apoyo de la directora, Taiyana Pimentel, se pudo destrabar este nudo que se había hecho y cada vez era más complicado. Finalmente se hizo esta exposición muy exitosa y visitada en Monterrey, y ahora las autoridades de Cultura la reciben en el Palacio de Bellas Artes”.Contó que se reúnen muchas obras que no se habían visto en el país, una recopilación que hizo el curador, quien decidió separar el conjunto de obras en dos.
“Por un lado el pico, que implica el trabajo de la industria, de cultura de trabajo, de las jornadas laborales y tecnología. Por otro lado, la parte orgánica, histórica y mitológica que implica el maíz, entonces de ahí proviene el título de la muestra”.
Maíz e industria
El curador José Esparza dijo que es la primera muestra retrospectiva e institucional de Damián Ortega en México y Latinoamérica.
“Es realmente increíble presentar 30 años de práctica artística en un espacio como este, en el Palacio de Bellas Artes. La muestra inició en el Museo Marco de Monterrey, y justo es la segunda vez que se presenta. Estamos felices de poder compartir estos 30 años de práctica artística de Damián Ortega”.Con fecha de inicio del 10 de abril y conclusión el 30 de junio, la muestra presenta obras que datan de la década de los 90 hasta la actualidad.
Las piezas ofrecen una lectura que explica la relación del maíz con el apogeo de la industria globalizada, y dan cuenta del concepto de desarrollo.
En el recorrido, el público conocerá tres bloques conceptuales: cosecha, ensamblaje y colapso, que dejan entrever la visión del artista a la hora de abordar temas recurrentes en su obra.
Llama la atención la interpretación que Ortega hizo sobre uno de los autos más usados en México, el Volkswagen, que en la capital del país fue una marca ampliamente utilizada, incluido como taxi.
Relató la anécdota de cómo hizo un viaje manejando hacia Puebla para tratar de entrar a la fábrica y ver si le dejaban enterrar su obra ahí.
“Nos dijeron que no y fuimos a enterrarlo a la parte trasera, donde hicimos un hoyo y un funeral al Volkswagen como una especie de escarabajo que muere panza para arriba, y curiosamente fue algo muy emocional, gracioso y emotivo este entierro o este cultivo de sembrar un coche pensando en lo que sucedería en el futuro”.
Artista autodidacta
Esparza declaró que Damián Ortega: Pico y elote desarrolla crítica y satíricamente estos conceptos para contar una historia alternativa del progreso y los efectos de una era postindustrial globalizada, creando así espacios para analizar los elementos materiales que la componen”.
El curador recordó que Ortega es un artista autodidacta que abandonó los estudios para seguir su propio camino artístico y su propia educación, que siguió el camino de la caricatura y lo hizo en el periódico La Jornada, al lado de El Fisgón.
“Ortega empezó a producir obra en la década de los 80 y muchos productos que solían obtenerse y producirse localmente ahora se importan y fabrican en el extranjero. Estas políticas transnacionales desenfrenadas han tenido un impacto inmediato y personal en su vida y obra. Su producción puede entenderse como una crítica y un reflejo de este nuevo sistema capitalista, que favorece las tecnologías producidas en serie y desplaza los conocimientos y tradiciones ancestrales”.