De acuerdo con Carlos A. Pérez Ricart y Arantxa Ibarrola García, autores del estudio La transición hacia el fentanilo, cambios y continuidades del mercado de drogas en México (2015-2022), la infraestructura de estos nuevos grupos para la operación del negocio es menos compleja y puede ser administrada por unidades más reducidas.
Publicado en julio de este año en la Revista de Ciencias Sociales, en la Universidad de Uruguay, el artículo agrega que las organizaciones delictivas invierten en la contratación de “perfiles especializados” e incluso pagan carreras en Química Farmacéutica de algunos de sus integrantes.
Detalla que, a diferencia de la cadena de cultivo de mariguana y amapola, que obligaba a una amplia presencia territorial en largas zonas rurales por partes de una organización criminal, en el caso del fentanilo lo relevantes es la capacidad para reunir en un solo laboratorio lo necesario para su producción, en zonas remotas o de difícil acceso.
El estudio puntualiza que las organizaciones que han migrado al mercado de fentanilo o que han hecho de este parte fundamental de su modelo de negocio suelen ser más pequeñas que sus predecesoras, ya que son agrupaciones más compactas y que dependen de menor número de nodos para llevar a cabo sus operaciones.
El 88 por ciento de los laboratorios desmantelados por las Fuerzas Armadas entre finales de 2018 e inicios de 2023 han sido localizados en Sinaloa.
En 2016, apunta la investigación, empezaron a verse las señales de que México comenzaba a involucrase en el negocio del fentanilo. En ese año, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) confiscó 15 kilogramos de fentanilo.
“Entre 2017 y 2019 el crecimiento fue importante, pero fue en el período 2020-2022 cuando aumentaron exponencialmente los aseguramientos de fentanilo…En febrero de 2023, en una sola operación, el Ejército mexicano y la Guardia Nacional decomisaron 530 mil pastillas de fentanilo, 150 kilogramos de precursores químicos (acetaminofén) y 30 kilogramos de fentanilo en polvo”, que es más de lo confiscado en todo el período de 2016 a 2019.
También da cuenta que al menos dos grandes organizaciones criminales están inmersas en la producción y tráfico de fentanilo: el cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De igual manera, se advierte que fueron dos factores los que habilitaron que los grupos criminales mexicanos entraran de lleno al negocio del fentanilo; por un lado, las restricciones que comenzó a implementar el gobierno de China sobre el manejo de precursores químicos, nación que por años fue la fuente principal de fentanilo hacia Estados Unidos. A esto se sumó la comunidad internacional, la cual se pronunció contra el comercio del opiáceo.
El otro factor que impactó fue la pandemia por covid-19 y la disrupción que este fenómeno provocó en las cadenas de suministro global.
“El ingreso del fentanilo al mercado mexicano es un ejemplo más de cómo las redes criminales en el país han lograron entender los cambios en los flujos de droga alrededor del mundo y adaptarse a las mismas situaciones. El boom del fentanilo en México se da en el contexto de la apertura del mercado interno de marihuana medicinal y recreativa en Estados Unidos”, menciona.
Aseguramientos y detenciones relacionadas con Fentanilo
Carlos A. Pérez Ricart y Arantxa Ibarrola García documentan que de los 40 grandes aseguramientos y detenciones relacionadas con fentanilo, registrados en los informes de labores de la Sedena e informes de seguridad, 21 han ocurrido en Sonora, 13 en Baja California y 4 en Sinaloa.
Añaden que entre diciembre de 2019 y marzo de 2023 el Ejército ha desmantelado mil 206 laboratorios clandestinos.
Informes de la DEA y del gobierno federal dan cuenta de que la mayor parte de los precursores químicos de China y otros países asiáticos llegan a los puertos de Manzanillo, Colima, y Lázaro Cárdenas, Michoacán.