Los comuneros de San Miguel y Santa María Chimalapa están listos para abrir la brecha y fijar los nuevos límites entre Chiapas y Oaxaca: “Estamos listos y dispuestos a todo lo que venga”, explican una vez que avanzaron en la logística que les permitirá iniciar los trabajos en el noreste de la selva zoque.
Los exdirigentes de los comuneros zoques, Silaín Hernández y Reynaldo Cruz, quienes acumularon experiencias en los brecheos en el 2003 para delimitar un polígono de 13 mil hectáreas que estaba en manos de los ganaderos de la colonia Cuauhtémoc, explican que van “dispuestos a todo”, porque todo puede suceder.
¿Qué puede ocurrir?
“Puede caerse un árbol, hay riesgos de mordeduras de víboras, con todo y que es un mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no faltará alguien que te quiera meter un balazo. Allá arriba, en la montaña, la tensión es muy grande. Vamos a tener que subir al cerro de Los Martínez, una caída es mortal”.
Silaín Hernández dice que para subir al cerro de Los Martínez, “que no es muy alto”, a paso normal se hacen entre 10 y 12 horas de camino. “Habrá que subir para colocar los instrumentos de medición satelital y establecer las coordenadas para el brecheo. Deben subir jóvenes fuertes, porque una caída entre las piedras será mortal”.
¿Cómo llegarán a esa zona noreste de Los Chimalapas?
La logística explorada por los comuneros tiene establecidos algunos accesos. Aún no definen si ingresarán por lancha desde la presa chiapaneca de Malpaso o por tierra desde Huimanguillo, Tabasco, después de pasar por Cárdenas. “Vamos a definir el mejor acceso en su momento”, dice Reynaldo Cruz.
Hace 20 años, en el brecheo de la colonia Cuauhtémoc, “nos movimos en unas 30 camionetas tipo redila ganadera, que tiene un tanque de gasolina con capacidad de 40 litros. Si repetimos el esquema, necesitaremos 27 mil pesos para el primer viaje. En el 2003, la gasolina la pagó el comisariado. Esperamos que ahora le entren los presidentes municipales”.
¿Qué se necesita para ir al brecheo?
Por las experiencias de recorridos, como por ejemplo los que se hicieron previos a la recuperación del paraje de 42 mil hectáreas de San Isidro La Gringa, que estaba en manos de ganaderos y talamontes chiapanecos, “se necesita mucha fuerza física y mental y más amor a la tierra que vamos a recuperar”, dicen.
Cada comunero que acudió al brecheo de la Cuauhtémoc, recuerdan, llevaba en la espalda una mochila de 30 kilogramos de peso. Ahí transportaban sus botes de agua, alimentos enlatados, café, chocolates, totopos, camarones, quesos y pescados secos.
“Encima de la mochila, acomodaron el botiquín, la frazada o cobija y la capa para la lluvia. Ahora creemos que será igual”, comentan.
Para esta nueva incursión por la recuperación de la tierra, “ordenada por la SCJN”, sentencian orgullosos Silaín y Reynaldo, cada grupo de cinco comuneros contarán con una caja de antiviperinos, un suero antídoto para la mordedura de las víboras que vale 2 mil pesos. “Es nuestra vida”, dicen.
Silaín y Reynaldo, que con unos 30 años de edad encima allá por diciembre de 1986, participaron en la retención y expulsión de ganaderos y talamontes de Chiapas, están convencidos que con este brecheo buscan conciliar con las comunidades vecinas. “No vamos a provocar violencia, al contrario, queremos decirles que deseamos la convivencia”.
Sin embargo, en la zona noreste de Santa María Chimalapa están los ejidos chiapanecos Cal y Mayor y Canaán, que se rebelaron con armas largas en contra de la sentencia de la SCJN en torno a la controversia 121/2012.
Puntualizaron que el inicio del brecheo está anunciado para el viernes 5 de mayo, una vez que se definan los términos por parte de las autoridades de Oaxaca el próximo 2 de mayo.