Las acciones emergentes que ha implementado la ciudad de Oaxaca para afrontar la crisis de la basura, como habilitar espacios temporales para depositar residuos, han sido erráticas, improvisadas e incumplen con normativas ambientales, por lo que han agravado la problemática por la falta de un sitio de disposición final, y podrían generar más contaminación, coinciden expertos.
Pese a que el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez ha señalado que esta situación data de hace más de 25 años y que desde abril se tomaron medidas ante el cierre del tiradero de Zaachila, las decisiones han carecido de planeación, lo que las ha encaminado al fracaso.
Así lo reconoció el propio municipio, al informar que pidió al gobierno estatal que solicite a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) una declaración de emergencia sanitaria ante el riesgo de que la basura se vuelva un foco de infección.
Juan Manuel Sánchez, ingeniero civil egresado del Instituto Tecnológico de Oaxaca y especialista en rellenos sanitarios, explica que la habilitación de un sitio de disposición final que respete medidas ambientales requiere al menos de cinco meses de planeación, por lo que, dice, “para la crisis de la basura no hay soluciones a corto plazo”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el especialista detalla que antes de habilitar un sitio para dichos fines se debe contar con un proyecto ejecutivo que se apegue a la Norma 083 de Semarnat-2003, que especifica que cualquier sitio destinado a los residuos sólidos, orgánicos o inorgánicos debe estar a 500 metros de un centro poblacional, a dos kilómetros de un cuerpo de agua y a 15 de un aeropuerto, entre otras restricciones.
Foto: Edwin Hernández
Ninguno de los espacios que ha propuesto el ayuntamiento hasta el momento cumple con dichos requisitos, por lo que han sido clausurados y se han iniciado procesos administrativos.
Ejemplo de ello son tanto el espacio habilitado en el río Salado, donde se planea construir el cuartel de la Policía Municipal, como el ubicado en los viveros, a un costado del Parque El Tequio, donde se comenzaron a depositar residuos orgánicos.
En ambos, señala el especialista, se violó la Norma 083 y se carece de estudios previos en geología, hidrología, hidración de lixiviados, mecánica de suelos, impacto ambiental y de residuos para saber qué tipo y cuánta basura se genera, necesarios para el diseño de un relleno sanitario tipo A que reciba más de 100 toneladas al día, el que se requiere construir en Oaxaca de Juárez.
Estas son las razones por las que el municipio enfrenta procesos administrativos iniciados por la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Oaxaca (Propaeo), por depositar residuos en el río Salado, y de que el sitio de los viveros haya sido clausurado por ASUR, empresa que administra el Aeropuerto Internacional de Oaxaca, y que impidió el ingreso de 230 toneladas de orgánicos.
En las zanjas de El Tequio, según información oficial, se intentaba implementar un sistema de digestión anaerobia o metanogénica; sin embargo, los suelos de la zona sí se estaban contaminando por falta de medidas adecuadas, señala.
Contaminación del agua
En el caso de los ríos Salado y Atoyac, donde se acumulan toneladas de basura, en el primero con autorización del municipio y en el segundo con su tolerancia, el especialista advierte afectaciones por la llegada de lixiviados a cuerpos de agua de consumo humano, pues 80% proviene de pozos profundos.
Los lixiviados son líquidos negros con una carga orgánica tóxica y “mil veces más contaminante que el agua residual. Un litro contamina lo mismo que 10 metros cúbicos de agua residual”, dice el experto.
“Si hay materia orgánica en los residuos, lo que van a ocasionar son lixiviados que contaminarán suelo y agua superficial y subterránea. Aunque sea una medida temporal, dejarán un pasivo ambiental”, por ello, agrega que ningún especialista ambiental recomendaría las medidas que se han realizado.
Foto: Edwin Hernández
Gerardo Aldeco Pinelo, presidente del Colectivo de Organizaciones Ambientalistas de Oaxaca (COAO), coincide con este diagnóstico y asegura que ninguno de los lugares a donde el municipio capitalino ha pretendido ir a tirar los residuos cuenta con las medidas necesarias para contener lixiviados.
Y advierte que los riesgos a la salud aumentarán con la presencia de lluvias, que mojarían los depósitos clandestinos de basura en zonas como la Central de Abasto, lo que detonará un daño ambiental importante al llegar los lixiviados a los mantos freáticos, por lo que urge a las autoridades a realizar estudios sobre la calidad del agua que está llegando a la ciudadanía en plena crisis de la basura.