Los pescadores de las lagunas Superior, Inferior y Mar Muerto, que suman 111 mil hectáreas en el Golfo de Tehuantepec, están preocupados porque desde hace tres años no capturan especies de mayor valor nutricional y económico en el mercado regional, como la lisa, la curvina y el róbalo.
Fidel Villanueva Méndez, uno de los directivos de la cooperativa de la Pesquería Trejo, en San Pedro Tapanatepec, admite que desde 2020 la lisa dejó de aparecer en aguas salobres de la laguna del Mar Muerto, donde subsisten de la pesca unas 5 mil personas, entre cooperativistas (mil) y 4 mil libres.
En las aguas de las lagunas Superior e Inferior, explica Elvin Gallegos Celaya, pescador que no forma parte de ninguna de las siete cooperativas de San Dionisio del Mar, “de plano ya no se capturan los pescados que conocemos como lisa, róbalo y curvina. ¿Por qué desaparecieron desde hace tres años? No sabemos. Algunos pescadores creen que es por la contaminación de aguas negras; otros, por el cambio climático”.
En las lagunas Superior e Inferior, con 40 mil hectáreas de aguas salobres alimentadas por los ríos Las Nutrias, de Juchitán, Espíritu Santo, de Unión Hidalgo y Ostuta, de San Francisco Ixhuatán, y en la laguna del Mar Muerto, con 70 mil hectáreas, donde ocho pesquerías comparten la pesca con cinco de Chiapas, cada día tienen menos producción y más hombres que se dedican a esta actividad.
Para José Luis Vásquez, director de pesca del gobierno de Oaxaca y Saúl Sarmiento, segundo jefe del Centro Regional de Investigaciones Pesqueras (CRIP) de Salina Cruz, la desaparición de la lisa tiene que ver con tres factores: no hay programa de vigilancia, no se respeta la veda y la población depredó la hueva del pescado.
Con la desaparición de programas de apoyo al sector, en el gobierno federal actual, los pescadores se debilitaron. No hay recursos para compra de lanchas, motores y artes de pesca; no hay dinero para empleos temporales en tiempos de veda. Desapareció el fomento a la actividad y consumo de escamas. Y sin programas de vigilancia, terminan violando las vedas.
En el Pacífico sur, la veda de lisa va de noviembre a diciembre, durante el periodo de reproducción, pero con el argumento de que no tienen otros ingresos ni apoyos oficiales, los pescadores violan ese periodo y la hueva se vende abiertamente en mercados y restaurantes de la región, pues se le atribuyen propiedades afrodisíacas.
Fidel Villanueva dice que en las otras pesquerías de San Pedro Tapanatepec y una de San Francisco Ixhuatán, no se captura lisa desde hace dos años. A veces aparece un róbalo y la curvina también desaparece.
José Luis Vásquez y Saúl Sarmiento destacan que la baja en la captura de lisa se vincula a la cultura gastronómica de las familias que consumen hueva de lisa como “el caviar istmeño”.
Rogelia Guerra, conocida como La Güera, se dice triste porque tras 29 años de repartir huevas de lisa por Juchitán, desde diciembre de 2020 no ha vuelto a vender nada. “Dicen que ya no sale la lisa, que ya no hay huevas chicas ni medianas y menos grandes”.
Por eso La Güera ha tenido que cambiar de producto. “Ahora vendo pequeñas bolsas de mango con chile porque tengo que ayudar a que no falte dinero en la casa. Antes vendía huevas grandes en mil o mil 200 pesos; ahora sólo saco para medio vivir. Espero que pronto regresen las lisas. Dicen los pescadores que regresarán”.