En Santa María Temaxcalapa, municipio zapoteca perteneciente al distrito de Villa Alta en la región de la Sierra Norte de Oaxaca, el virus entró en una fiesta a finales de julio. Así lo creen los habitantes de este pueblo, donde hace unos días se decretó la alerta ante el aumento de contagios de Covid-19 y la entrada de la localidad al semáforo rojo, la máxima fase de riesgo.
No fue una fiesta cualquiera, se trató de una ordenación sacerdotal que contó con el permiso de las autoridades para su realización, a la cual asistió casi media comunidad, habitantes de localidades vecinas y hasta uno que otro visitante extranjero, cuenta a EL UNIVERSAL una de las pobladoras, bajo la condición de anonimato por temor a las represalias.
“Ahora el contagio está a lo grande, ya ha habido muertos y la autoridad quiere lavarse las manos y hasta ahora dice que quieren salvaguardar la salud de todos, pero ya para qué, si medio pueblo está contagiado y no quieren prestar la ambulancia para trasladar a las personas”.
De acuerdo con testimonios como el anterior, el año pasado en Santa María Temaxcalapa no hubo noticia de ningún contagio del virus, pues nunca se permitió la entrada de nadie externo a la comunidad ni la realización de eventos. En esta tercera ola, que para Temaxcalapa es la primera, todo es diferente.
“El pueblo estaba muy bien, no se sabía de ningún contagio. La autoridad pasada no permitía la entrada y ahora hasta se permitió la fiesta en grande, por eso el virus está en todos lados, pero no quieren desinfectar calles ni hogares”, dicen pobladores.
Foto: SSO
Según su testimonio, hasta principios de la semana pasada al menos cinco personas habían muerto como consecuencia de la enfermedad respiratoria y otras más luchaban por su vida en su casa o en hospitales.
El pasado 21 de agosto, la autoridad informó que se decretaba la alerta. “Con profunda tristeza, se ha declarado a nuestro municipio en semáforo rojo”, se informó a través de redes sociales.
Al igual que lo que se vive en Temaxcalapa, las fiestas religiosas o tradicionales han sido los principales detonantes que mantienen a Oaxaca con un alto número de casos en esta tercera ola de la pandemia, con cifras que rayan los 2 mil 500 contagios activos.
De acuerdo con Yuko Nakamura, jefa de la Unidad de Epidemiología de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), la dependencia tiene ampliamente documentado que, tras un periodo de entre siete y 14 días tras la realización de un festejo como estos, en los que participa un gran número de pobladores, comienzan a presentarse síntomas de la enfermedad.
Lo anterior, explica, porque en estas fiestas no existen condiciones para guardar las recomendaciones sanitarias como la sana distancia, pues la gente convive, ríe, come y baila, mientras que el consumo de bebidas alcohólicas reduce aún más la vigilancia de las medidas. El resultado, en muchas ocasiones, es el surgimiento de un brote comunitario del virus.
Según cifras de los SSO, sólo en lo que va de 2021 en Oaxaca se han documentado 25 brotes de Covid-19 en comunidades, la mayoría indígenas, de los cuales 16 permanecen activos en este momento. Dichos brotes se distribuyen en seis de las ocho regiones del estado y por ahora sólo la Sierra Sur y la Cuenca del Papaloapan no reportaban.
Foto: SSO
La jefa de la Unidad de Epidemiología explica que para que se considere que existe un brote comunitario de Covid-19, todos los contagios deben estar asociados. Para ello, y tras el llamado de auxilio de autoridades, primero se verifica la situación mediante la Unidad Médica más cercana, si hay un aumento de casos se comienza una investigación por parte de la Jurisdicción Sanitaria y la implementación de un cerco sanitario.
Un cerco sanitario, agrega, incluye todas las acciones realizadas para frenar la cadena de contagios, desde la aplicación de pruebas rápidas, hasta el seguimiento de los casos y las labores de promotores de la salud. Si se trata de algo que la comunidad y la jurisdicción no pueden contener, entonces entra el nivel estatal.
“Para determinar que hay un brote debemos realizar un estudio epidemiológico, y los casos deben estar asociados. El brote se cierra cuando han pasado tres periodos de incubación sin que haya un nuevo caso”, detalla.
Explica que los brotes comunitarios se presentan de forma independiente a que las personas estén vacunadas, pues existen dos escenarios: uno, en el que tras la inmunización la gente se confía y deja las medidas, y otro donde se niega a vacunarse.
Y agrega que cada vez son menos los municipios que siguen sin contagios, sólo los que verdaderamente siguen aislados. Actualmente son sólo 57.
“La ola va a tardar en llegar a muchos lugares aislados, pero los va a alcanzar (…) y eso va a perpetuar la pandemia en el estado y alargar el efecto dominó”, advertía hace un año a EL UNIVERSAL Andrea Colli, presidenta de la Asociación Oaxaqueña de Neumología.