Omar Santiago Ricárdez
Como clarividente urbano y con una certeza, al parecer profética, Jorge Alberto Bueno Sánchez, cronista de la ciudad de Oaxaca de Juárez, pronosticó un 2021 poco más o menos apocalíptico para la entidad: un desgaste económico terrible –consecuencia de la pandemia por Covid-19– que traerá de vuelta la hambruna, además de una elevación en el índice delictivo y una depredación femenina atroz, en resumen, un panorama terrible.
Los constantes bloqueos y marchas en el centro histórico y accesos a la capital por diferentes organizaciones, aún durante la pandemia, así como los daños, algunos irreparables, a la estructura arquitectónica de la que todavía es considerada patrimonio cultural de la humanidad, mantienen a la ciudad con un futuro incierto, a nivel político, social, económico y ecológico.
“En el 2021 lo que vamos a tener es una ciudad dañada, destruida, inerte, expuesta en su naturaleza a que cualquier viento o lluvia la destruya, porque va estar delicada en su economía y en su sentido de responsabilidad; va a ser muy difícil subsistir, va a ver hambruna, otro año de hambre, será el quinto año, (antiguamente las plagas) eran la langosta, los temblores, la sequía, ahora será la depredación de las mujeres (movimiento feminista) y la pandemia (Covid-19)”, manifestó el cronista con un tono de voz quebrado y preocupado.
“Me dueles Oaxaca”, subrayó al insistir que el panorama no sólo para la entidad, sino para todo México, es difícil “y quiero recalcar en negrita: es por la falta de conciencia, del porque hay que preservar una ciudad, un patrimonio y sus seres humanos que habita. Son demasiadas cosas malas para una ciudad tan pequeña como Oaxaca”.
UNA CIUDAD DESTRUIDA
“Es falta de visión de la gente, (sobre todo de) la gente fuera”, atestó Bueno Sánchez al indicar que hoy la capital oaxaqueña, en específico el centro histórico, ha sido víctima de una agresión social sin precedentes.
“La ciudad ha sido receptora de las más grandes agresiones en su historia, ni siquiera la entrada de los serranos a la ciudad entre 1920 y 1930 Oaxaca sufrió este tipo de agresiones (sic); Oaxaca y sus regiones han intercambiado no sólo ideas, música, arte y cultura, sino sus propias necesidades, que se transiten a través de la manifestaciones y ocupaciones a la que es sujeta la ciudad. No puede haber un ayuntamiento que pueda salir triunfante cuando son tantas las agresiones.
Todo está lleno de grafitis, todo mundo usa un lenguaje para manifestar sus protestas que son rebasadas; en el centro (histórico) no hay otro punto más en que se puedan manifestar que el Palacio de Gobierno o la plaza de la Constitución; desde 1868 es jardín y desde entonces ha sido punto neurálgico de todo el devenir político e histórico de Oaxaca, del estado, de cuatro millones de habitantes”, comentó en un tono más alto y enérgico.
Al considerar que los 570 municipios de la entidad quisieran manifestarse en la ciudad, porque es donde radica el poder ejecutivo, también precisó que no es el lugar donde se puedan contener los problemas ancestrales de las diversas comunidades.
“Si pudiéramos mapear o levantar los metros cuadrados del muro del centro histórico, no serían más de 100, pero son 500 metros cuadrados de historia, de una cantera construida desde el año 1605; los portales, las casas y sus historiales como el Palacio, nada es suficiente para plasmar la pobreza, desgracia y los problemas que viven las comunidades”, destacó.
Y agregó: “cuando una manifestación en legítima defensa de sus intereses expone ante la opinión pública sus problemas, ninguna obedece ni a la autoridades estatal o municipal, y no son estas quienes van a resolver sus problemas”.
MOVIMIENTO FEMINISTA ACTUAL, SIN MORAL
El lunes 28 de septiembre la capital oaxaqueña y sus alrededores fueron víctima de una atrocidad pocas veces vista, ahora las protagonistas un cúmulo de mujeres convocadas por la organización Marea Verde que exigen justicia ante las agresiones y feminicidios, así como la legalización del aborto.
“Las mujeres inconformes que piden el aborto. El 98 por ciento de los embarazos es por el amor libre, del deseo satisfecho de las pasiones que se dan en la juventud, el otro dos por ciento es por estupro o violación, entonces lo que vemos hoy no hay razón ni para manifestarse, ni hay razón para destruir una ciudad”, opinó molesto el cronista.
“Sin civismo, sin moral, sin historia, sin consideración al prójimo, al semejante, al vecino, al oaxaqueño. Hoy la palabra ‘no se vale’ está de moda, yo diría: ‘no se permite a nadie, en circunstancias por muy graves que sean, dañar la propiedad privada, la propiedad del estado, que es de todos.
Yo pregunto ¿dónde están los padres de estas mujeres y quien financia a esas personas que comandan, que dirigen, que acarrean a mujeres, que ignoran las leyes, que son falta de razón, falta de civismo y que son producto de una sociedad que se corresponde todos los días? Hoy Oaxaca está padeciendo una pandemia, un año que vamos a cumplir de esta enfermedad. Todas las familias, en su economía, están lastimadas, nadie merece ni tiene la culpa de que la naturaleza activamente se cobre sus espacios”, lamentó.
CÓMO DUELES OAXACA
“La ciudad está muy próxima a cumplir 500 años como tal, en 1532 se dio el título y en 2032 vamos a conmemorar. Son cinco siglos de historia y jamás, ni los incendios no intencionados, o así se cree, de los portales Mercaderes, Las Flores y el propio Palacio de Gobierno en 1916, o el portal de Clavería, último incendiado en 1937, han sido tan nefastos como lo que acabamos de ver (marcha feminista del 28 de septiembre)”, recordó el autor del libro “Oaxaca, crónicas de su grandeza (2016-2018)”.
Asimismo, consideró que los daños al patrimonio de la capital oaxaqueña, de casas particulares y patrimonio de empresarios, ascienden a los seis millones de pesos, no obstante, son actos sin castigo, sin respuesta de las autoridades, se trata “de un salvajismo propio de épocas pasadas”.
“Yo llamo a la cordura y que no sigan destruyendo Oaxaca. Nacieron en Oaxaca el 90 por ciento de los que protestan, el otro 10 por ciento viene de fuera, es ajeno a Oaxaca, están pagados, así como a México van a destruir gente de Oaxaca, así vienen a Oaxaca gentes pagadas para destruir lo que más amamos, una ciudad que se ha levantado muchas veces de la ruina y que hoy es destino turístico para miles y millones de seres humanos. Como me dueles Oaxaca, como me dueles”, expuso el cronista.
CONCLUSIÓN INCIERTA, LA CONCLUSIÓN
Sin embargo, interpuso que pedirle a la sociedad defender su patrimonio es exaltar a la violencia, pero hoy es la única manera que la sociedad entiende para preservar el legado histórico, el “legado de nuestras familias, de nuestros ancestros, sin embargo ¿dónde está la ley, donde está la autoridad? Todo está echado a la borda por la política, la que hoy han convertido los políticos en un maniqueísmo, en un improperio y en una falta de responsabilidad brutal, pobre de Oaxaca”, apuntó Jorge Sánchez al concluir que, empero, la esperanza muere al último, a pesar de que hoy la fe en las instituciones y la caridad en los seres humanos están ausentes, así que “pobre Oaxaca”.
“No puedo hacer planes, no puedo encomendarme en mi creencia a nada, porque no sé qué nos va a pasar. Pero Oaxaca tiene suerte de que no vuelva a temblar, hemos tenido suerte, pero la suerte está echada. No sé, de veras, que va pasar”, concluyó.