El papa Francisco reveló los motivos por los que tuvo que ser ingresado a finales de marzo, al explicar que tras la audiencia general del miércoles se sintió mal y que al despertarse de la siesta tenía fiebre y se le descubrió «una pulmonía aguda«, pero que respondió bien al tratamiento.
«Lo que he tenido es que me sentí mal después de la audiencia, no quise comer y me fui a dormir, pero no perdí el sentido, sólo tenía fiebre alta», explicó el papa al ser preguntado por los motivos de su hospitalización de tres días en el Policlínico Gemelli de Roma.
«A las 3 de la tarde, el médico me llevó el hospital con una pulmonía aguda y fuerte en la parte baja», añadió.
Francisco, de 86 años, desmintió que se hubiera quedado inconsciente como explicó un amigo cercano a un diario italiano, lo que despertó la preocupación de los fieles de todo el mundo.
«Pero el organismo ha reaccionado bien al tratamiento», agregó a los periodistas en el avión Francisco, que salió después de tres días hospitalizado y prosiguió con su apretada agenda, incluso en la Semana Santa.
Hospitalizan al papa Francisco por una bronquitis de base infecciosa
A tal respecto, confirmó los próximo viajes a Lisboa, en agosto, para participar a la Jornada Mundial de la Juventud, así como a Marsella y Mongolia, aunque afirmó su salud » no es igual que hace dos años» por sus problemas de movilidad pero que «ahora con el bastón va mejor».
Durante su ingreso en el hospital, el Vaticano explicó que Francisco sufría una bronquitis de base infecciosa, por lo que se le aplicó un tratamiento de antibióticos en infusión, por vía intravenosa y desde el primer día hospitalizado su salud constató una «mejoría».
Al abandonar el hospital, al ser preguntado por su estado de salud, el papa respondió entre risas: «Estoy todavía vivo».
Esa fue la segunda vez que Francisco fue ingresado en el Gemelli. La primera tuvo lugar el 4 de julio de 2021, cuando fue operado del colon y quedó hospitalizado durante diez días.
Desde entonces, el papa también ha padecido un problema en su rodilla derecha que le obliga a andar con bastón o con silla de ruedas y ha asegurado en varias ocasión que no se quiere operar.