El presidente Biden, no derribó el globo chino en un principio argumentando que los escombros podían dañar a la población.
«Como siempre, cuando se trata de seguridad nacional y política exterior, la administración Biden respondió primero muy indecisa y luego muy tarde», dijo el líder republicano del Senado, Mitch McConnell.
McConnell añadió en un comunicado que no se debió permitir que la República Popular China «dejara en ridículo» al espacio aéreo estadunidense.
El incidente coincidió con los planes de una visita del secretario de Estado, Anthony Blinken, a China, quien abordaría temas de competitividad para «evitar conflictos».
Sin embargo, tras el derribo del globo frente a las costas de Carolina del Sur por parte del ejército, la visita de pospuso.
Por su parte, el gobierno chino insiste en que era una aeronave civil que fue desviada por el viento y acusó a Estados Unidos de sobreactuar mediante el uso de la fuerza.
El exjefe del Estado Mayor estadunidense Mike Mullen, preguntado en la cadena ABC sobre si personas del ejército chino podrían haber querido desbaratar la visita de Blinken, dijo: «Claramente, creo que es el caso».
Rechazó la versión china de que el viento desvió el rumbo del globo. «No fue un accidente, fue deliberado», afirmó.
«Es inconcebible sugerir que no había ningún lugar entre las islas Aleutianas de Alaska y la costa de Carolina donde el globo pudiera haber sido derribado sin poner en peligro a estadounidenses o canadienses», declaró Mitch McConnell.
La estrategia del Pentágono
Según el presidente Biden, él había dado la instrucción de derribar el globo «lo antes posible«; sin embargo, el Pentágono esperaba que estuviera sobre el mar a fin de evitar que la caída de sus restos causara daños en tierra.
Chuck Schumer, líder de los demócratas en el Senado, dijo que el gobierno considera «otras acciones contra China» y calificó los ataques republicanos de «prematuros» y «políticamente motivados».