Hace ocho años, Miguel Sibaja Lara —al igual que muchos productores de mezcal— se dio cuenta de que el agave tobalá se estaba terminando ante la sobreexplotación para la producción de esta bebida alcohólica tradicional de Oaxaca, principalmente de la zona del distrito Villa Sola de Vega.
Al percatarse de esta escasez, decidió empezar con la producción de magueyes en La Zeta, una localidad de Sola de Vega en la Sierra Sur del estado. Ahora, emprendió la primera producción de mezcal en su propio palenque, que ha llegado a artistas y compositores, como el exvocalista de la Banda el Recodo, Carlos Sarabia, entre otros.
“Me inicié con la producción de magueyes hace ocho años. Producir lo que era tobalá, porque vimos que se estaba terminando y ahí inicié con la producción de magueyes. Más adelante empecé a producir otro tipo de magueyes, como el jabalí, el cuish, el madre cuish y otras variedades.
“En Sola de Vega se dice que es tierra del mezcal tobalá, pero nos fuimos dando cuenta de que el tobalá, al ser un maguey silvestre, la gente sólo se dedicaba a puro cortar y cortar, por eso nos dimos cuenta que se estaba acabando y la gente no se preocupaba por reproducirlo y se empezó a acabar”, subraya Sibaja Lara.
Como persona dedicada a la siembra, cosecha y venta de magueyes, empezó a vender a varias marcas de mezcal de Morelos, Puebla, Guerrero y Oaxaca. Pero entonces, relata, le nació la idea de tener su propio palenque y producir esta bebida, que lo ha convertido en la primera generación productora de mezcal en su natal La Zeta.
Para ello, dice, buscó a maestros mezcaleros que enseñaran y asesoraran a él y a su familia, porque es una oportunidad de trabajo con la que pueden emplear a más personas y con la cual se convertirá en una actividad con la que pueda subsistir toda su familia.
Miguel Sibaja tiene 39 años y gran parte de su vida ha luchado por destacar las bellezas naturales de su comunidad, con el fin de atraer turismo y que a partir de ahí se generen empleos para los habitantes de esta pequeña localidad. Y, además, es compositor; recientemente registró sus canciones para contar con sus derechos de autor.
Con los recursos naturales de la población construyó una cabaña para hospedar a los visitantes, ofrece recorridos al río y a las grutas, ha incursionado en la producción de tilapias y mojarras en estanques de concreto, y mantiene viva, junto con su familia, la producción artesanal y ancestral de panela.
“Tenemos cinco estanques de cemento en los que estamos produciendo mojarra, la tilapia, también costó un poco de trabajo adaptar la cría porque es una zona que no es fría ni caliente… En la panela hay una pequeña fábrica de panela entre mi papá y mi tío y trabajan la panela cada año, es un dulce natural que no lleva químicos y la gente lo está comprando cada vez más, porque el azúcar es muy dañina y la gente está prefiriendo lo natural”.
Para él, la construcción de su palenque y la producción de su propio mezcal significa mucho, no sólo porque ya han iniciado, sino también porque es donde se va a sustentar la familia completa. Sí se requiere invertir, “pero hay que echarle ganas”.
“Aquí lo importante es tener un buen mercado y es lo más difícil, que haya un buen mercado, y como es un mezcal destilado en ollas de barro, es un poco caro. Aquí a la gente se le hace un poco caro, porque hay mezcales más baratos, el artesanal, que es en alambique, y el que se produce de manera industrial”.
Actualmente, Miguel Sibaja produce entre 100 y 150 litros de mezcal por cada horneada del agave que realiza. Y aunque su palenque tiene una capacidad para hornear tres toneladas, su producción abarca entre 1.5 y dos toneladas. Todavía no tiene una marca de mezcal, por lo que su venta la realiza a granel.
Por eso insiste en que tiene que abrirse mercado: “porque si no abrimos un buen mercado, tenemos el mezcal estancado, entonces tenemos que movernos como en producción, como en venta”, finaliza.