En la entrada del único camino que conecta la playa Mazunte y San Agustinillo, pertenecientes a Santa María Tonameca y Zipolite, agencia de San Pedro Pochutla, el visitante se topa con una lona colgada en la que se le advierte que se adentra en una zona de alto contagio por Covid-19 y que no respetar las medidas preventivas, como el uso de cubrebocas, le ameritará una sanción de 500 pesos.
Pero esta advertencia lejos está de intimidar, pues son pocos los turistas que se dejan ver con el cubrebocas en las calles y en las playas de estos pueblos costeños. El anuncio del cierre de playas y la entrada en vigor del semáforo rojo epidemiológico en toda la franja costera llevó a los turistas a retirarse en la última semana, otros más cancelaron sus reservaciones.
En el caso de Zipolite, los prestadores de servicios de hoteles, hostales y casas de huéspedes, crearon una nueva estrategia ante el nuevo cierre de los servicios turísticos: convencer a los clientes de no cancelar totalmente, sino reagendar la visita para los meses de septiembre a diciembre, cuando se dé la reapertura del destino.
Yahir Flores García, presidente de la Asociación de Hoteles de Zipolite, señala que los más de 120 prestadores de servicio se solidarizaron con la situación crítica que atraviesa el municipio con el colapso del Hospital Regional de Pochutla y el descontrol de los casos.
Además, la decisión protege a los habitantes de la agencia que están en un alto rango de exposición y sin contar con un espacio de salud adecuado que los auxilie en un repentino brote.
“La propuesta de suspensión de los servicios por un mes se evangelizó con todos. Entendimos que es un momento crítico, donde el único espacio que tenemos para tratarnos el virus ya está colapsado y el centro de salud no da.
“Además, entendimos que un mes lo podemos aguantar, porque la verdad Zipolite tuvo un gran año, la ocupación no bajaba de 50%, tuvimos mejores números que Huatulco y Puerto, así que es tiempo de cerrar y guardarnos por el bien de todos”, argumenta el dirigente.
Zipolite se convirtió en el destino de playa más solicitado durante todo un año, sólo cerró los primeros meses que arrancó la pandemia en 2020, pero logró recuperarse inmediatamente.
Al igual que Puerto Escondido, el turismo se hizo más nacional con visitantes del centro y norte del país, además, dejó de ser un destino exclusivamente de parejas, ahora es familiar.
Para la reapertura se trabaja en la elaboración de un plan de trabajo en el que se aplique un protocolo sanitario basado en lineamientos municipales.
Además, para la buena ejecución de las disposiciones se crea un comité de vigilancia conformada por los prestadores de servicios turísticos y las comisiones de Turismo y Salud del ayuntamiento.
Para incentivar a los prestadores que se suman a la suspensión temporal y que tienen una irregular situación hacendaria, el Ayuntamiento determinó que se les condonarán los costos de impuestos y recargos y se les extenderán sus licencias de funcionamiento de los años 2019, 2020 y 2021.
El gobierno municipal también se comprometió a gestionar créditos ante la Federación y el gobierno estatal, con el fin de contribuir a la reactivación económica.