La contundente victoria de la candidata del Partido Popular (PP), Isabel Díaz Ayuso, en las elecciones a la presidencia de la Comunidad de Madrid supone la reunificación del centroderecha y un punto de inflexión en lo que pasará a partir de ahora en la política española, un triunfo que los conservadores consideran que les acerca a la presidencia del país.
Al menos así lo cree el presidente del PP, Pablo Casado, quien señaló que “son las primeras elecciones en las que se evalúan dos modelos de gestión”. Desde el mismo bloque apuntan que Casado ha dado un “paso muy importante” para sus aspiraciones como próximo presidente de España.
Y es que desde un sector de la prensa y sobre todo desde el PP se insiste en que los comicios eran un referéndum para el presidente socialista Pedro Sánchez, algo de lo que la casa presidencial de La Moncloa dio por descartado.
La campaña de Ayuso se basó en atacar sistemáticamente al mandatario. Es más, el secretario de organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, asumido el mal resultado de su fuerza política, que perdió 13 escaños y que fue rebasado en votos por Madrid (el partido más joven del país, con apenas dos años de creado), pero advirtió que las elecciones madrileñas “no representan al conjunto de España”.
Ayuso, que hizo una campaña personalísima y en la que intentó evitar injerencias desde la cúpula nacional de su partido, consolidó con su triunfo su liderazgo y se convierte ahora en voz autorizada dentro del Partido Popular.
A nivel interno se abrió a partir de ahora el debate sobre si ella debe presidir el PP de Madrid, que está en manos de una gestora desde 2018 que lidera el veterano Pío García Escudero tras la renuncia de la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes. En cualquier caso, el congreso regional del PP será a finales de año -antes está prevista una Convención Nacional en otoño- y Casado tendrá que decidir si deja la Presidencia del bloque madrileño en manos de Ayuso.
Algunos analistas, como Ignacio Jáuregui, no comparten que lo ocurrido anoche en Madrid signifique automáticamente un ascenso de varios peldaños de Pablo Casado hacia la casa presidencial de La Moncloa. Tampoco que ésta sea necesariamente la debacle de Pedro Sánchez, ni que los resultados de este 4-M vayan a conducir a España a unas elecciones generales este otoño, lo que sería –afirma- una auténtica irresponsabilidad, si es que alguien lo considera en el Gobierno central, justo cuando los fondos europeos están en candelero con una nación que los espera afanosamente.