La Acrópolis de Atenas se despertó este martes bajo un manto de nieve al igual que otros monumentos de la antigüedad en la capital griega, ofreciendo un espectáculo excepcional en medio de la ola de frío «Medea» que afecta al país.
El Partenón, el célebre templo del siglo V antes de nuestra era, en lo alto del peñasco en el centro histórico de Atenas, apenas podía verse a raíz de la nieve que cayó en la noche, según un fotógrafo de la AFP.
Las nevadas, que comenzaron el lunes y se intensificaron por la noche, perturbaron el martes por la mañana la circulación en algunos barrios del centro de Atenas, donde los vehículos llevaban cadenas en sus ruedas para evitar quedar bloqueados.
Las avenidas y carreteras estaban cubiertas de una espesa película blanca en los suburbios del norte de la capital, donde no había suficientes barre-nieves para limpiar la red vial.
Las montañas que rodean Atenas ofrecían también un espectáculo excepcional, cubiertas de un manto blanco inmaculado.
La autopista que une la capital con Tesalónica, segunda ciudad del país en el norte, quedó cerrada a la circulación desde el lunes por la noche para evitar embotellamientos.
Temperaturas de -19 grados Celsius se registraron en Florina, en el noroeste del país, según la agencia de prensa griega ANA.
Los fuertes vientos obligaron a los barcos que unen Atenas con las islas de mar Egeo a permanecer en puerto. Se registraron ráfagas de más de 100km/h.
La protección civil advirtió el lunes de «fenómenos meteorológicos peligrosos», pero este martes indicó que las condiciones mejorarían a partir del miércoles.
Las autoridades recomendaron la reducción de los desplazamientos y anunciaron la anulación el martes del programa de vacunación contra el covid-19 en Ática, región de Atenas.