«Diez goticas bajo la lengua cada cuatro horas y el milagro se hace», dijo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al presentar en medio del escepticismo de la comunidad científica un medicamento que aseguró es «efectivo» contra el Covid-19.
El Carvativir es el último de una serie de remedios, sin estudios médicos publicados que permitan una verificación independiente, que el gobernante socialista ha avalado durante la pandemia de coronavirus, que deja en el mundo más de dos millones de muertos.
«Hemos manifestado nuestra preocupación, de manera repetida, ante el anuncio de terapias que no tienen evidencia científica publicada», señaló a la AFP la presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), María Graciela López. «Estos anuncios alimentan la incertidumbre y simplemente dejan más preguntas que respuestas».
A finales del año pasado, Maduro hablaba de «una molécula» que «anulaba» el virus. Y meses antes recomendaba un té de hierbas.
«Es importante que los investigadores, las instituciones de investigación, publiquen sus hallazgos utilizando estudios clínicos aleatorios con una metodología estricta
para evitar sesgos. En el caso de esos fármacos o moléculas comentadas por las autoridades de Venezuela, haríamos exactamente las mismas recomendaciones», dijo a la AFP Sylvain Aldighieri, gerente de incidentes para Covid-19 de la Organización Panamericana de Salud (OPS).
La OPS pidió evitar «politizar las vacunas y otras medidas» contra el Covid-19, pues ello puede «costar vidas».
Maduro se refiere al Carvativir como «las gotitas milagrosas del doctor José Gregorio Hernández», emblemático médico fallecido en 1919 y venerado en Venezuela como un santo.
Vendiéndolo como «el poderoso antiviral que sí neutraliza al coronavirus», el gobernante anunció el domingo que la producción masiva empezaría inmediatamente.
El Ministerio de Ciencia y Tecnología dijo que el principio activo de la medicina es isotimol, «presente en aceites esenciales» de especies vegetales como tomillo y orégano.
En respuesta, la Academia Nacional de Medicina de Venezuela publicó «una nota preliminar» en la que pide «mayores datos». Subrayó que derivados del tomillo podrían tener «potencial terapéutico», pero a falta de estudios publicados, esta droga no puede considerarse «candidato a medicamento anti-Covid-19».
«Quizás pudiese tener beneficios, pero si usas la palabra ‘milagroso’, produces rechazo inmediato en la comunidad científica», expresó López.
Aunque pidió «respeto» tras las críticas, Maduro matizó el martes su anuncio, diciendo que el Carvativir es «un antiviral complementario» en el tratamiento.
Maduro celebró en octubre el «descubrimiento» de una molécula por científicos venezolanos, bautizada como DR10, que dijo que ayudaría a desarrollar medicamentos contra el Covid-19.
Su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, aseguró unos días después que el hallazgo había sido presentado ante la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se desconocen, tal como sucede con el Carvativir, estudios publicados que validen el anuncio.
En otra controversial recomendación, Maduro dijo que la ozonoterapia, que consiste en administrar a los pacientes una mezcla de oxígeno y ozono, «es impresionante
en la recuperación» del Covid-19.
No se quedó allí y el pasado 18 de enero inauguró el Centro Nacional del Ozono.
Calificando la ozonoterapia de «pseudociencia» y «fraude», la SVI recordó que ni la agencia para alimentos y medicamentos de Estados Unidos, la FDA, ni la europea,
EMA, reconocen esa práctica.
Poco después de detectarse en marzo de 2020 los primeros casos de Covid-19 en Venezuela, Maduro recomendó un té de malojillo, sauco y miel, entre otros ingredientes, como «antídoto». Cuentas de organismos oficiales en redes sociales difundieron la receta como «una cura».
Maduro dijo que había sido desarrollada por un médico de nombre Sirio Quintero, aunque después se conoció que este hombre no tenía estudios de medicina.
El mandatario divulgó papeles en los que Quintero tildaba al coronavirus de «arma biológica».
Twitter, Facebook y Youtube eliminaron esos contenidos por políticas contra la desinformación en torno al covid-19.
Entre los «milagros» de Maduro, Venezuela aún no define públicamente un plan de vacunación, aunque sí anunció la adquisición de 10 millones de vacunas de Rusia.
El país, de 30 millones de habitantes, registra casi 125 mil casos y mil 200 muertes por el virus, según cifras oficiales, que la oposición denuncia maquillan la realidad.
Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Panamá han iniciado sus campañas de vacunación en Latinoamérica.
Maduro había dicho que la vacunación masiva se haría entre diciembre y enero, pero ahora, sin dar detalles, la proyecta para abril.